Escucha y Aprende



rase una vez, en un hermoso bosque al pie de un imponente volcán, vivía una familia de lobos.

El papá lobo era fuerte y valiente, la mamá loba era sabia y amorosa, el lobito era curioso y travieso, y el bebé lobo era tierno y juguetón. Un día soleado, el lobito estaba muy emocionado porque quería salir a jugar afuera.

Pero sus padres le explicaron que no podía ir tan cerca del volcán debido a los peligros que había allí. El lobito se puso triste pero prometió obedecer. Sin embargo, su curiosidad pudo más que él.

Mientras sus papás estaban ocupados cazando comida para la familia, el lobito decidió aventurarse solo hacia las montañas donde se encontraba el volcán. El lobito saltaba por los arbustos y correteaba entre los árboles con alegría. Estaba tan distraído explorando que no se dio cuenta de lo lejos que se estaba alejando de casa.

De repente, escuchó un ruido ensordecedor proveniente del volcán. Las rocas comenzaron a caer y el humo cubrió todo el paisaje. El lobito sintió miedo en su corazón y supo que había cometido un gran error al desobedecer a sus padres.

Corrió desesperadamente tratando de regresar a salvo con su familia pero cada vez estaba más perdido. Lloraba mientras pensaba en lo preocupados que estarían sus padres por él.

Mientras tanto, los papás lobo habían terminado de cazar y regresaron a la madriguera. Al no encontrar al lobito, se llenaron de angustia y salieron corriendo en su búsqueda. Después de mucho buscar, escucharon los llantos del lobito. Lo encontraron asustado y cansado, escondido entre unas rocas.

Sus padres lo abrazaron fuertemente y le dijeron cuánto lo habían extrañado. El lobito se disculpó con sus papás por haber desobedecido y ponerse en peligro. Entendió que ellos solo querían protegerlo y cuidarlo.

Prometió nunca más hacer algo así y aprender de sus errores. Desde ese día, el lobito siempre escuchaba a sus padres y seguía las reglas para mantenerse seguro. Comprendió que la obediencia era importante porque había personas mayores que sabían más que él.

La familia lobo vivió felizmente en su hogar junto al volcán, pero ahora el lobito entendía que algunas aventuras podían esperar hasta ser un poco más grande y tener la experiencia necesaria para enfrentar los peligros.

Y así, el lobito aprendió una valiosa lección: que es importante obedecer a quienes nos quieren y nos cuidan, ya que ellos conocen mejor los riesgos del mundo exterior. Y aunque siempre habrá ganas de explorar nuevas cosas, debemos saber esperar el momento adecuado para hacerlo.

El lobito creció convirtiéndose en un lobo inteligente y responsable, siguiendo los consejos de sus padres y ayudándolos a cuidar del bebé lobo.

Y juntos formaron una familia unida que vivió muchas aventuras seguras pero emocionantes en aquel hermoso bosque al pie del volcán.

FIN.

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