Esdras y el Gran Libro de la Sabiduría



Había una vez en una pequeña aldea llamada Sabiduría, un niño llamado Esdras. Esdras era conocido por su curiosidad insaciable. Siempre hacía preguntas como: “¿Por qué el cielo es azul? ” o “¿De dónde vienen las estrellas? ” La gente de su aldea lo quería mucho, pero a veces se frustraban porque parecía que nunca se cansaba de investigar.

Un día, mientras exploraba el antiguo bosque que rodeaba su aldea, Esdras se encontró con un árbol enorme y misterioso. Su tronco era tan ancho como una casa, y sus hojas brillaban como esmeraldas al sol.

- “¿Qué habrá dentro de ese árbol? ” - se preguntó Esdras, intrigado.

Decidió acercarse y cuando tocó su superficie rugosa, una voz profunda y resonante emergió del interior del árbol.

- “Hola, pequeño Esdras. Soy el Guardián del Conocimiento. Si deseas aprender, deberás encontrar el Gran Libro de la Sabiduría.”

Esdras se emocionó.

- “¡Sí! Quiero aprender más sobre el mundo y cómo ayudar a los demás.”

El Guardián continuó.

- “Para hallar el Gran Libro, deberás superar tres desafíos. Si lo logras, te revelará secretos sobre la amistad, el valor y el amor.”

Sin pensarlo dos veces, Esdras aceptó el reto.

El primer desafío lo llevó a un río caudaloso. Allí, encontró a un pato pequeño que no podía cruzar porque el agua lo arrastraba.

- “¡Ayuda! ” - graznó el pato con voz temblorosa.

Esdras pensó y explicó al pato.

- “Si formamos una balsa con ramas y hojas, podemos cruzar juntos.”

Así lo hicieron y, al llegar al otro lado, el pato sonrió con gratitud.

- “Gracias, Esdras. Tu bondad me ayudó a cruzar. Jamás olvidaré lo que hiciste por mí.”

Esdras sonrió, entendiendo que ayudar a los demás trae alegría.

El segundo desafío lo llevó a la cima de una montaña. Allí, encontró a un león que estaba atrapado en una red.

- “¡Sálvame, pequeño humano! ” - rugió el león desesperado.

Esdras miró la red y se dio cuenta de que había que ser muy cuidadoso.

- “No te preocupes, estoy aquí para ayudarte. Pero necesito que permanezcas calmado mientras te libero.”

Con paciencia y delicadeza, empezó a desenredar al león.

- “¡Eres valiente! ” - dijo el león cuando finalmente fue liberado. - “Prometo que te protegeré siempre que lo necesites.”

El tercer desafío llevó a Esdras a un bosque oscuro donde encontró a un grupo de animales asustados.

- “¿Por qué están tan asustados? ” - preguntó Esdras.

- “Un gran eco precioso se ha perdido y no podemos encontrar el camino de regreso a casa.” - respondió un ciervo.

Esdras pensó.

- “Si gritamos juntos, tal vez el eco nos ayude a encontrar el camino.”

Y así lo hicieron, uniendo sus voces en un potente grito. Al instante, una dirección se hizo clara entre los árboles.

Finalmente, Esdras llegó nuevamente al árbol gigante.

- “He superado los tres desafíos: aprendí sobre la amistad, el valor y cómo ayudar a los demás.”

El Guardián del Conocimiento sonrió y un libro antiguo apareció ante él.

- “Este es el Gran Libro de la Sabiduría. Contiene todo lo que has aprendido y más. Recuerda, Esdras, que el conocimiento solo es valioso si lo compartís con los demás.”

Desde ese día, Esdras se convirtió en un gran maestro en su aldea. Compartía historias de sus aventuras y enseñaba a los demás la importancia de la amistad y la valentía, creando un lugar donde todos querían aprender.

Y así, la curiosidad de un niño se convirtió en la chispa de una comunidad unida y sabia.

Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!