Eskarlen y la Aventura del Camino Oscuro
Era un día soleado cuando una hermosa niña llamada Eskarlen decidió salir a caminar con su parrito Max. Max era un pequeño perro de color marrón con grandes ojos vivaces que siempre acompañaban a Eskarlen en sus aventuras. Juntos, disfrutaban de la naturaleza, saltando por el parque y persiguiendo a las mariposas.
"Hoy haremos algo diferente, Max. Vamos a explorar un nuevo camino!" - exclamó Eskarlen con emoción. Max movió su cola, como si estuviera de acuerdo.
Mientras caminaban, de repente, Eskarlen se detuvo. A lo lejos, al final de su paseo, divisó un camino oscuro y lleno de árboles que parecían susurrar entre ellos. A pesar de que los árboles parecían espeluznantes, algo en el aire atraía a Eskarlen.
"Mirá, Max, ese camino parece misterioso. Deberíamos ir a investigar... aunque, la verdad, me da un poco de miedo" - dijo Eskarlen, apretando un poco la mano de su perrito. Max la miró con sus ojos llenos de curiosidad.
Eskarlen decidió dar un paso adelante y, con Max a su lado, se acercaron al camino oscuro. Al principio todo era silencio, el único sonido era el crujir de las hojas bajo sus pies.
De repente, un búho apareció volando y se posó en una rama cercana. "¡Huh! ¡Huh! ¿Quién osa adentrarse en mi bosque?" - preguntó el búho en un tono juguetón.
"Soy Eskarlen y él es Max. Solo estamos explorando. No queremos molestarte" - respondió la niña, un poco asustada pero también fascinada.
"Explorar es bueno, pero siempre debes tener cuidado. Este bosque está lleno de secretos. Si te adentras, podrías encontrar algo mágico o, tal vez, algo que no querés ver" - advirtió el búho, mientras movía su cabeza de un lado a otro.
Eskarlen miró a Max y dijo: "¿Qué creés, Max? Tal vez deberíamos regresar. Aunque me gustaría saber qué secretos guarda este lugar..."
El perrito olfateó el aire, parecía emocionado. "¡Guau!" - ladró, como animando a Eskarlen.
Con un poco de valentía, Eskarlen decidió que seguirían adelante. Avanzaron un poco más y pronto encontraron un claro rodeado de flores brillantes. En el centro, había una pequeña fuente con agua cristalina que brillaba bajo el sol.
"¡Mirá, Max! Esto es hermoso!" - gritó Eskarlen, y corrió hacia la fuente. Al acercarse, se dio cuenta de que el sonido del agua era acompañada por una melodía suave.
Max, curioso, se acercó a la fuente y ladró de alegría cuando vio a unos pequeños duendes danzando alrededor, riendo y cantando.
"¡Hola!" - saludó uno de los duendes. "¿Quiénes son ustedes?".
"Soy Eskarlen y este es mi amigo Max. Solo queríamos explorar el bosque" - respondió Eskarlen, su miedo se había disipado al ver lo mágico del lugar.
"¡Bienvenidos! Este es un lugar especial. Pero solo aquellos con un corazón valiente pueden encontrarlo" - dijo otro duende, sonriendo.
"¿Qué hay de mágico aquí?" - preguntó Eskarlen con curiosidad.
"Aquí, cada rayo de sol que pasa a través de los árboles cuenta una historia, y cada flor tiene un deseo que puede hacerse realidad. Si tú y Max hacen un deseo, el poder de la naturaleza lo oirá" - explicó el primero.
Eskarlen pensó por un momento. "En verdad, mi deseo sería que todos los niños del mundo tengan la oportunidad de jugar y explorar como yo hoy. ¡Sería maravilloso!" - dijo, llena de esperanza.
Max, con su pequeño ladrido, pareció estar de acuerdo con el deseo de su dueña. Los duendes sonrieron, "Entonces, dejemos que el viento lleve tu deseo al mundo".
Con eso, los duendes comenzaron a danzar alrededor de la fuente. Eskarlen cerró los ojos y sintió el viento fresco en su rostro. Se sintió felíz, como si podía cambiar el mundo con un solo deseo.
Después de un rato, era hora de regresar. "Gracias por todo, amigos! Prometemos volver" - se despidió Eskarlen. Los duendes sonrieron y agitaron sus manitas mientras ella y Max se alejaban por el camino.
Mientras regresaban, Eskarlen miró hacia atrás, viendo que el claro se desvanecía entre los árboles. "Fue una aventura increíble, Max. Aprendí que a veces, lo que parece aterrador puede ser realmente hermoso" - reflexionó.
"¡Guau!" - ladró Max, lleno de alegría.
Desde ese día, Eskarlen siempre recordaba su aventura en el bosque, y aprendió que, a veces, solo necesitas ser valiente para descubrir cosas maravillosas en el mundo que te rodea. Y así, volvió a casa con su corazón lleno de magia y una sonrisa brillante en su rostro.
FIN.