Espi y la ley de la amistad



Había una vez en un bosque encantado, un pequeño cuerpo espin llamado Espi. Espi vivía feliz entre los árboles y las flores, pero siempre había sentido curiosidad por lo que ocurría más allá de su hogar.

Un día, mientras exploraba cerca de un arroyo, Espi se encontró con una ardilla muy sabia llamada Nuez. Nuez era conocida en el bosque por su gran conocimiento sobre la dinámica y las leyes de Newton.

"¡Hola, querido Espi! Veo que tienes sed de conocimiento", dijo Nuez con una sonrisa. Espi asintió emocionado y le contó a Nuez sobre su deseo de aprender más sobre la velocidad, el movimiento y la aceleración.

Nuez decidió ayudar a Espi y juntos comenzaron sus lecciones en un claro del bosque. Todos los días practicaban lanzando piñas hacia diferentes direcciones y calculando la distancia recorrida. Espi estaba fascinado con todo lo que aprendía y cada vez quería saber más.

Un día, mientras estudiaban las leyes de Newton, un fuerte viento sopló por el bosque llevándose la preciosa nuez de Nuez. Espi sintió tristeza al ver a su amiga sin poder sostenerse en el árbol.

"¡Oh no! ¡Nuez se caerá al suelo si no hacemos algo!", exclamó Espi preocupado. Rápidamente recordó lo que había aprendido sobre la tercera ley de Newton: "A toda acción corresponde una reacción igual pero en sentido contrario". Entonces tuvo una brillante idea.

Con todas sus fuerzas, Espi rodó cuesta arriba para chocar contra un tronco cercano. El impacto hizo que el tronco se moviera hacia atrás empujando a Nuez hacia arriba hasta quedar sostenida nuevamente en su rama segura.

"¡Lo logramos! ¡Gracias a tus enseñanzas pude aplicar las leyes de Newton para salvar a nuestra amiga!", exclamó Espi lleno de alegría. Nuez miraba orgullosa a Espi y le dijo: "Has demostrado ser valiente e inteligente al mismo tiempo. Nunca subestimes el poder del conocimiento".

Desde ese día, Espi siguió aprendiendo junto a Nuez mientras exploraban juntos los misterios del bosque. Siempre recordaba que con esfuerzo, dedicación y sabiduría podía superar cualquier desafío que se presentara en su camino.

Y así, nuestro pequeño cuerpo espin descubrió no solo el mundo exterior sino también el increíble potencial que tenía dentro de sí mismo para alcanzar grandes cosas gracias al maravilloso mundo de la física.

FIN.

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