Esteban y el poder de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo argentino, un niño llamado Esteban. Esteban era un niño muy especial, le encantaba inventar historias y tenía una imaginación desbordante.
Siempre llevaba consigo su libreta de dibujos y sus crayones de colores. Sin embargo, a pesar de ser tan creativo y talentoso, Esteban se sentía triste la mayor parte del tiempo. Sus compañeros de clase no lo entendían y lo llamaban —"raro" .
No querían juntarse con él y siempre lo excluían de los juegos y actividades. Un día, mientras Esteban estaba sentado solo en el patio del colegio, apareció Javier. Javier también era un niño diferente al resto.
Tenía una gran pasión por la música y siempre llevaba su guitarra a todas partes. Javier se acercó a Esteban con una sonrisa amable y le dijo: "Hola, ¿puedo sentarme contigo? Veo que estás dibujando algo muy interesante". Esteban miró sorprendido a Javier y asintió tímidamente.
A medida que pasaban los días, Javier se convirtió en el mejor amigo de Esteban. Juntos compartieron sus sueños e ideas locas sin miedo al rechazo. A pesar de tener a Javier como amigo, algunos compañeros continuaron siendo crueles con Esteban.
Le hacían bromas pesadas e incluso rompieron su libreta de dibujos un día. Esto hizo que Esteban se sintiera aún más triste y desanimado. Pero entonces apareció Patricia, la profesora más querida del colegio.
Ella notó el dolor en los ojos de Esteban y decidió hablar con los demás niños. Un día, Patricia reunió a toda la clase y les contó una historia sobre un niño llamado Esteban.
Les habló de su creatividad, su imaginación y lo especial que era. Los niños escucharon atentamente y se dieron cuenta de lo mal que habían tratado a Esteban. A partir de ese momento, las actitudes cambiaron.
Los compañeros empezaron a acercarse a Esteban, disculparse por sus acciones pasadas y aceptarlo tal como era. Poco a poco, todos comenzaron a apreciar la singularidad de Esteban y admirar su talento para contar historias. Esteban se sintió feliz al ver cómo las cosas estaban cambiando para mejor.
Ya no se sentía solo ni excluido. Ahora tenía amigos verdaderos que lo valoraban por quien era. Con el tiempo, Esteban siguió desarrollando su talento para contar historias y dibujar.
Incluso escribió un libro ilustrado que fue muy aclamado en todo el pueblo. Todos reconocieron el gran potencial que tenía este niño tan especial.
Y así, gracias al amoroso gesto de Javier y la intervención de Patricia, Esteban encontró su lugar en el mundo donde podía ser él mismo sin temor al juicio o la exclusión. Esta historia nos enseña la importancia de aceptar a los demás tal como son y valorar las cualidades únicas que cada persona tiene para ofrecer.
No debemos juzgar por las apariencias o etiquetar a alguien como —"raro" solo porque es diferente. En cambio, debemos celebrar nuestras diferencias e inspirarnos mutuamente para ser la mejor versión de nosotros mismos.
Al final del día, todos somos especiales y merecemos ser amados y aceptados por quienes somos.
FIN.