Estela y la travesía por tierras encantadas
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Brilloso, una niña llamada Estela. Desde que era muy pequeña, Estela siempre había sido muy soñadora y creativa.
Pasaba horas mirando las estrellas en el cielo y dejando volar su imaginación hacia mundos lejanos y mágicos. Un día, mientras Estela jugaba en el jardín de su casa, vio una estrella fugaz cruzar el cielo.
En ese momento, cerró los ojos con fuerza y formuló un deseo con todas sus fuerzas: quería poder viajar a esos mundos fantásticos que tanto había imaginado. Y así, sin que ella lo supiera, su deseo se hizo realidad.
Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba flotando en el aire rodeada de luces brillantes y colores vibrantes. Había entrado en un mundo mágico lleno de criaturas extrañas y paisajes increíbles. Estela no podía creerlo. Se sentía emocionada y asustada al mismo tiempo.
Pero decidió seguir adelante con valentía para descubrir todo lo que ese nuevo mundo tenía para ofrecerle. "¡Wow! ¡Esto es increíble!" -exclamó Estela mientras volaba entre nubes rosadas y arcoíris brillantes.
De repente, se encontró con un hada amistosa que le dijo que para regresar a su hogar debía superar tres desafíos: enfrentar sus miedos más profundos, ayudar a alguien en apuros y encontrar la llave dorada que abriría la puerta de regreso a casa.
Sin dudarlo ni un segundo, Estela aceptó el reto con determinación. A lo largo de su aventura conoció a seres extraordinarios como duendes traviesos, unicornios majestuosos e incluso dragones amigables que la ayudaron en su misión.
Pero no todo serían risas y alegrías; también tuvo que enfrentarse a sus propios temores internos y aprender importantes lecciones sobre el valor de la amistad, la solidaridad y la perseverancia.
Finalmente, después de superar cada desafío con ingenio y coraje, Estela encontró la llave dorada escondida dentro del corazón de una flor gigante. Con lágrimas de emoción en los ojos, abrió la puerta hacia casa y sintió cómo era envuelta por una luz cálida y reconfortante.
"¡Lo logré! ¡Estoy de vuelta!" -gritó Estela mientras caía suavemente sobre su cama en su habitación familiar. Desde entonces, Estela siguió siendo tan radiante como una estrella pero ahora sabiendo que dentro de ella había un universo entero por descubrir.
Y cada noche antes de dormir miraba las estrellas desde su ventana recordando aquella increíble aventura que jamás olvidaría.
FIN.