Estelita y la estrella perdida


Había una vez en un universo lejano, donde las estrellas brillaban con intensidad y llenaban el espacio de luz y calor. Pero un día, todas las estrellas desaparecieron, dejando a la galaxia sumida en la oscuridad.

Solo quedaba una última estrella, que se sentía triste y sola en medio de la inmensidad del universo. Una pequeña partícula llamada Estelita decidió emprender un viaje en busca de esa última estrella.

Con su brillo tenue pero constante, se adentró en el vacío del cosmos, determinada a encontrar a su amiga luminosa. Después de mucho buscar, finalmente divisó un destello débil a lo lejos: era la última estrella, pero algo no estaba bien.

La estrella se había encerrado dentro de sí misma, rodeada por una capa opaca que impedía que su luz brillara como antes. Estelita se acercó con cuidado y pudo ver que la estrella estaba herida por los asteroides que habían sido atraídos por su gravedad.

La pobre estrella se sentía débil e incapaz de volver a brillar como solía hacerlo. Estelita sintió compasión por su amiga y decidió ayudarla.

Con paciencia y ternura, comenzó a limpiar las heridas de la estrella con su brillo cálido y sanador. Poco a poco, las marcas de los asteroides fueron desapareciendo y la luz interna de la estrella empezó a brillar tímidamente. "¿Qué haces aquí, pequeña partícula? -preguntó la estrella con voz temblorosa.

"He venido para ayudarte a recuperar tu brillo perdido", respondió Estelita con determinación. Día tras día, Estelita cuidaba de la estrella herida, acompañándola en su proceso de sanación.

Le recordaba lo valiosa que era, lo importante que era su luz para iluminar el universo y guiar a otros seres en la oscuridad. La pequeña partícula nunca perdió la esperanza ni dejó de creer en el poder transformador del amor y la amistad.

Con el paso del tiempo, gracias al cuidado constante de Estelita y al amor desinteresado que le brindaba, la última estrella comenzó a recuperarse lentamente. Su luz volvió a brillar con fuerza renovada, iluminando el espacio circundante y devolviendo la alegría al universo entero.

"Gracias por haberme mostrado el camino hacia mi propia sanación", dijo emocionada la estrella a Estelita. "No hay nada más valioso en este universo que compartir nuestro amor y nuestra luz con aquellos que lo necesitan", respondió humildemente Estelita.

Y así fue como gracias al valor y determinación de una pequeña partícula llamada Estelita, la última estrella recuperó su brillo perdido y siguió iluminando el firmamento con todo su esplendor.

juntas demostraron que incluso en los momentos más oscuros siempre hay esperanza si tenemos fe en nosotros mismos y nos apoyamos mutuamente.

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