Estelitas Stellar Journey



Había una vez un niño muy bonito llamado Tomás, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Desde que era muy pequeño, Tomás tenía una gran fascinación por el cielo estrellado.

Pasaba las noches mirando hacia arriba, buscando la estrella más brillante. Un día, mientras paseaba por el campo con su perro Max, vio algo reluciente entre los árboles. Se acercó corriendo y descubrió que era una pequeña estrellita caída del cielo.

Tomás quedó maravillado y decidió llevarla a casa para cuidarla. Al llegar a casa, Tomás colocó la estrellita en un frasco lleno de algodones y la observó durante horas.

La estrellita brillaba con tanta intensidad que iluminaba toda la habitación de Tomás. "¡Eres tan hermosa! Te llamaré Estelita", exclamó Tomás emocionado mientras acariciaba el frasco. Tomás se convirtió en el mejor amigo de Estelita. Juntos pasaban largas tardes jugando en el jardín y explorando nuevos lugares del pueblo.

Pero había algo que inquietaba a Tomás: Estelita parecía triste.

Una noche, mientras observaban las estrellas desde la ventana de su habitación, Estelita le contó a Tomás su deseo más profundo: volver al cielo para estar con sus amigos estelares nuevamente. "Pero ¿cómo podré ayudarte?", preguntó preocupado Tomás. Estelita sonrió y le dijo a Tomás sobre un antiguo pozo mágico que se encontraba en el bosque.

Según la leyenda, si alguien arrojaba una estrellita al pozo, esta regresaría al cielo y cumpliría su deseo. Al día siguiente, Tomás y Max se aventuraron en el bosque para encontrar el pozo mágico. Caminaron durante horas hasta que finalmente lo encontraron: un pequeño pozo rodeado de flores silvestres.

Con mucho cuidado, Tomás tomó a Estelita del frasco y la lanzó al pozo. En ese momento, algo increíble sucedió: Estelita comenzó a elevarse lentamente hacia el cielo mientras brillaba más intensamente que nunca.

Tomás miró con lágrimas en los ojos cómo su amiga desaparecía entre las estrellas, pero sabía que había hecho lo correcto. Aunque extrañaría a Estelita, estaba feliz de haberla ayudado a cumplir su deseo.

A partir de ese día, Tomás siguió observando las estrellas todas las noches desde su ventana. Sabía que Estelita estaría allá arriba junto a sus amigos estelares y eso le daba paz. Con el tiempo, Tomás descubrió una nueva pasión por la astronomía y decidió estudiarla cuando fuera mayor.

Se convirtió en un famoso astrónomo y viajó por todo el mundo compartiendo sus conocimientos sobre las estrellas con niños curiosos como él.

Y así fue como la historia de Tomás nos enseña que es importante ayudar a nuestros seres queridos a alcanzar sus sueños y siempre seguir nuestros propios deseos con valentía y determinación. Porque aunque los caminos puedan separarnos, el amor y la amistad siempre permanecerán en nuestros corazones.

FIN.

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