Estherbina y la fiesta de los colores



Había una vez en un reino medieval llamado Arcoirislandia, una valiente y encantadora chica llamada Estherbina. A diferencia de las demás chicas del reino, Estherbina era muy ancha.

No solo tenía una personalidad abierta y amigable, sino que también era conocida por su amplitud física. Un día, el rey de Arcoirislandia decidió organizar un concurso para premiar a la persona más ancha del reino.

Este concurso buscaba destacar la importancia de aceptarse a uno mismo tal como se es y celebrar la diversidad en todas sus formas. Estherbina se emocionó al enterarse del concurso y decidió participar. Puso todo su empeño en prepararse para el evento, ensayando diferentes habilidades que demostraran su sabiduría y alegría interior.

Llegó el gran día del concurso y todo el pueblo se congregó en la plaza central del reino. Los participantes desfilaron uno por uno frente al jurado real, mostrando sus talentos únicos y especiales.

Cuando llegó el turno de Estherbina, todos quedaron maravillados por su gracia y simpatía. El jurado estaba tan impresionado con Estherbina que no pudieron evitar otorgarle el primer premio.

La chica ancha había ganado el reconocimiento como la persona más amplia de todo Arcoirislandia. La noticia corrió rápidamente por todo el reino e incluso llegó a oídos de un joven llamado Estherbino. Él siempre había admirado a Estherbina desde lejos pero nunca tuvo suficiente confianza para acercársele.

Estherbino, a pesar de tener un —"pitico"  pequeño como decía la historia, era una persona amable y gentil. Decidió superar sus miedos y buscar a Estherbina para felicitarla por su logro.

Un día, mientras Estherbina paseaba por el bosque cercano al reino, se encontró con Estherbino. Ambos se miraron sorprendidos pero rápidamente comenzaron a conversar. "Hola Estherbina", dijo Estherbino tímidamente. "¡Oh! Hola Estherbino", respondió ella con una sonrisa en su rostro. A medida que hablaban, descubrieron que tenían mucho en común.

Compartían intereses similares y disfrutaban de las mismas actividades como leer cuentos de hadas y explorar nuevos lugares del reino. Con el tiempo, su amistad se convirtió en algo más profundo y especial.

Se dieron cuenta de que lo importante no era el tamaño físico o cualquier otra característica externa, sino la conexión emocional entre ellos. Juntos decidieron enfrentar los prejuicios e inseguridades que les habían impedido ser felices antes.

Aprendieron a aceptarse tal como eran y a ignorar los comentarios negativos de otras personas. El amor entre Estherbina y Estherbino floreció cada día más fuerte.

Juntos demostraron al reino entero que el verdadero valor radica en la bondad del corazón y en compartir momentos especiales con aquellos que amamos. Y así vivieron felices para siempre, inspirando a todos los habitantes de Arcoirislandia a aceptarse y celebrar sus diferencias únicas.

Desde aquel día, el reino se llenó de alegría y comprensión, recordando que la verdadera belleza reside en la amplitud del amor y la aceptación mutua.

FIN.

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