Estrella de la Amistad
Había una vez en un pequeño jardín de infantes, un niño llamado Mateo que tenía una discapacidad que dificultaba su movilidad.
Mateo era muy inteligente y creativo, pero a veces se sentía triste porque no podía jugar como los demás niños. Un día, llegaron dos nuevos compañeros al jardín: Sofía y Tomás. Ellos notaron que Mateo estaba solo en un rincón mientras los demás jugaban y decidieron acercarse a él para hacerle compañía.
"¡Hola! ¿Cómo te llamas?", preguntó Sofía con una sonrisa amable. Mateo levantó la mirada sorprendido de tener alguien que se acercara a él tan amablemente. "Hola, soy Mateo", respondió tímidamente. "¿Quieres venir a jugar con nosotros?", agregó Tomás emocionado.
Mateo asintió con entusiasmo y los tres comenzaron a jugar juntos. Sofía y Tomás adaptaron los juegos para incluir a Mateo, asegurándose de que pudiera participar sin dificultad.
Pronto, Mateo estaba riendo y divirtiéndose como nunca antes lo había hecho en el jardín. Los días pasaron y la amistad entre los tres niños creció cada vez más fuerte.
Sofía y Tomás siempre estaban dispuestos a ayudar a Mateo en todo lo que necesitara, haciéndolo sentir parte del grupo sin importar sus limitaciones físicas. Un día, la maestra propuso organizar una obra de teatro para presentar frente a todos los padres en el festival del jardín.
Sofía tuvo la brillante idea de adaptar la obra para incluir a Mateo como protagonista, asignándole un papel especial que le permitiera brillar en el escenario. "¡Mateo será nuestro héroe en la obra!", exclamó Sofía emocionada. La noticia llenó de alegría a Mateo, quien se preparó con entusiasmo para su gran actuación.
Con la ayuda de sus amigos, practicó sus líneas una y otra vez hasta sentirse seguro sobre el escenario. Llegó el día del festival y todos estaban nerviosos pero emocionados por mostrar su trabajo ante los padres.
La obra comenzó y Mateo salió al escenario con una sonrisa radiante, demostrando todo su talento y desenvoltura ante el público sorprendido.
Al finalizar la obra, los padres aplaudieron emocionados mientras Sofía y Tomás abrazaban orgullosos a su amigo Mateo por su increíble actuación. Desde ese día en adelante, Mateo se sintió más seguro de sí mismo gracias al apoyo incondicional de sus compañeros de clase.
Y así fue cómo gracias al amor verdadero e incondicional de sus amigos, Mate aprendió que las diferencias no son obstáculos sino oportunidades para crecer juntos.
FIN.