Estrella y Apol en el Campo Mágico



Era un verano radiante y Estrella y Apol estaban muy emocionados por ir a visitar a su tía Matilde, que vivía en una casa acogedora en el campo. Habían oído que al campo le gustaba lucir sus colores y que siempre había algo nuevo para descubrir.

Al llegar, la tía Matilde los recibió con un gran abrazo y una bandeja llena de galletas recién horneadas.

"¡Bienvenidos, mis pequeños aventureros! ¿Quién quiere galletitas?" - les preguntó con una sonrisa amplia.

"¡Yo, yo!" - exclamó Estrella, mientras Apol la seguía con la mirada.

Después de disfrutar de las galletas, la tía Matilde les dijo:

"Ahora, ¿qué les parece si exploramos el campo? Hay un secreto que quiero mostrarles."

Los niños se miraron emocionados. ¿Un secreto? ¿Qué podría ser? Así que, mientras el sol brillaba alto, siguieron a su tía Matilde hacia un sendero cubierto de flores.

Caminando, llegaron a un pequeño estanque lleno de ranas.

"¡Mirá, Estrella! ¡Hay ranas a montón!" - dijo Apol mientras intentaba imitar el croar de una de ellas.

"Sí, pero ¡ten cuidado! No queremos asustarlas" - respondió Estrella con una risa.

La tía Matilde les explicó que el estanque era un hogar especial para muchos animales. Entonces, de repente, escucharon un pequeño chisporroteo.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Apol, mirando alrededor

"Podría ser un fuego en el bosque cercano" - murmuró tía Matilde, pero Estrella no quería que eso le arruinara la diversión.

"¡Vamos a mirar!" - sugirió.

Dándose la mano, los tres se aventuraron hacia los árboles, donde encontraron a un grupo de animales reunidos. Eran ardillas, conejo y un búho.

"¿Qué les pasa?" - preguntó Estrella intrigada.

El búho, que era el mayor, respondió:

"Estamos preocupados, hay una carrera de obstáculos en el bosque y no tenemos quién la organice. Cada año se hace y este año nadie se atreve a hacerlo."

"¿Y si lo organizamos nosotros?" - sugirió Apol entusiasmado.

Los animales se miraron unos a otros, y finalmente el búho dijo:

"¡Esa sería una gran idea! Pero necesitamos ayuda y muchas, muchas cosas buenas para comer."

"¡Yo puedo ayudar con las galletas!" - ofreció Estrella.

Así que, de inmediato, los tres amigos comenzaron a hablar con todos los animales del bosque, y juntos decidieron hacer una gran fiesta al final de la carrera.

La tía Matilde se ofreció a ayudar a Estrella a hornear más galletas y Apol recabó frutas para hacer una ensalada fresca.

Finalmente, llegó el día de la carrera, y todos los animales, junto con Estrella, Apol y tía Matilde, se reunieron en el claro del bosque. La carrera fue una mezcolanza de risas y emoción. El conejo ganó, pero todos fueron a celebrar al final.

"¡Esto fue increíble!" - gritó Apol feliz, mientras se comían las galletas.

"¡Sí! ¡Nunca pensé que organizar una fiesta fuera tan divertido!" - agregó Estrella.

La tía Matilde sonrió al ver a sus sobrinos tan felices.

"El trabajo en equipo siempre trae buenos resultados. Además, hemos hecho nuevos amigos, ¿no creen?" - dijo.

Esa noche, bajo un cielo estrellado, Estrella y Apol se prometieron volver al campo el próximo verano y seguir creando mágicas aventuras junto a su tía y nuevos amigos.

Y así, lo comprendieron: la verdadera diversión no estaba solo en comer muchas cosas ricas, sino en compartir y hacer felices a los demás.

Y aunque regresaron a la ciudad, el recuerdo del campo siempre brillaría en su corazón, como las estrellas que miraban cada noche antes de dormir.

FIN.

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