Estrella y el Niño del Amanecer



Érase una vez en un rincón del vasto universo, una estrella llamada Estrella. Aunque brillaba con luz propia en el cielo, siempre soñaba con ser un sol, grande y brillante, que iluminara a su alrededor. Estrella anhelaba calentar a la Tierra y ser el centro de un sistema, pero sabía que, siendo solo una estrella, nunca podría lograrlo.

Una noche, mientras contemplaba la Tierra desde lo alto, vio a un pequeño niño llamado Nico. Nico tenía una gran imaginación y pasaba sus noches observando las estrellas. Estaba tan fascinado por ellas que cada vez que veía una, les hablaba como si fueran sus amigos.

- “¡Hola, Estrella! ¡Me gustaría poder volar hasta allá arriba y jugar contigo! ” - exclamó Nico, mirando hacia el cielo.

La estrella, emocionada porque alguien la estaba saludando, decidió responderle.

- “¡Hola, pequeño amigo! Soy Estrella. Siempre he soñado con ser un sol y calentar a los que están en la Tierra. ¿Crees que eso es posible? ” - preguntó Estrella.

Nico se sorprendió al escuchar la voz de la estrella.

- “¿Puedes hablar? ¡Eso es increíble! No creo que sea posible que seas un sol, pero si quieres, puedo ayudarte a brillar más fuerte” - dijo Nico con voz entusiasta.

Estrella sintió una chispa de esperanza.

- “¿De verdad podrías ayudarme? ” - inquirió.

- “Sí, tengo una idea. Mañana, cuando amanezca, podemos hacer un plan. A la gente le encanta el sol, ¡así que quizás puedo encontrar la manera de que tú brilles como él! ” - sugirió Nico.

Al amanecer, Nico se levantó muy temprano. Estudió cómo se formaban los colores del arcoíris en el cielo y tuvo una idea brillante.

- “¡Ya sé! Tienes que aprender a combinar colores, como los del amanecer. Cuantos más colores uses, más parecido serás a un sol.” - explicó Nico.

Así, cada noche, desde aquel encuentro, Nico le enseñó a Estrella sobre los diferentes colores que existían en la Tierra y cómo podían combinarse. Juntos compartieron historias sobre el mundo, la amistad y la importancia de brillar con autenticidad, sin importar el lugar en el que estuvieran.

Pero un día, mientras Estrella trataba de combinar los colores con todo su empeño, se dio cuenta de que no podía lograr un brillo tan grande como el del sol. Se sentía frustrada.

- “Nico, he intentado todo y aún no soy un sol. ¡Quizás simplemente nunca estaré a la altura de este sueño! ” - se lamentó Estrella.

Nico la escuchó atentamente.

- “Estrella, quizás no debés intentar ser un sol. Tú ya eres perfecta tal como eres. Tu brillo es único y tienes el poder de inspirar a otros desde lo lejos. No necesitás ser un sol para hacer que la gente sonría.” - le dijo con ternura.

Las palabras de Nico llenaron el corazón de Estrella de calidez. Comprendió que ser un sol no era lo más importante; lo que realmente contaba era su luz y cómo podía afectar positivamente a los demás.

A partir de entonces, Estrella decidió dejar de intentar ser lo que no era y comenzó a brillar con orgullo, creando un hermoso espectáculo de luces que encandilaban a Nico y a todos los que miraban al cielo.

En lugar de ser un sol, se convirtió en la estrella más brillante en la vida de su amigo, iluminando sus noches con su luz y alentándolo a seguir su propio camino lleno de sueños.

Y así, Estrella y Nico continuaron su amistad, cada uno brillando a su manera, recordando que lo importante no es cómo se vean desde lejos, sino cómo hacen sentir a quienes los rodean.

FIN.

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