Estrellas de Amistad


Había una vez, en un pequeño pueblo encantado, una bruja llamada Luna. Luna vivía en un castillo oscuro rodeado de telarañas gigantes.

Aunque la gente del pueblo tenía miedo de ella debido a su aspecto y sus poderes mágicos, Luna se sentía muy sola. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al castillo, Luna encontró a un mago llamado Estrella. Estrella era amable y valiente, y no le temía a los poderes de Luna.

Al contrario, estaba fascinado por ellos. Luna y Estrella comenzaron a pasar tiempo juntos. El mago le enseñó a la bruja que no todas las personas eran malas y que había muchas cosas hermosas en el mundo para disfrutar.

Juntos exploraron el bosque encantado, descubriendo criaturas mágicas y paisajes maravillosos. A medida que pasaba el tiempo, Luna comenzó a sentirse más segura de sí misma.

Ya no necesitaba asustar a las personas con sus hechizos porque había encontrado verdaderos amigos que la aceptaban tal como era. Pero un día, mientras caminaban por el bosque, se toparon con una araña enorme llamada Aracne.

Aracne tejía telarañas aún más grandes que las del castillo de Luna y todos tenían miedo de ella. "Tenemos que ayudarla", dijo Estrella preocupado al ver cómo los demás habitantes del bosque huían despavoridos. Luna asintió decidida y se acercó lentamente hacia Aracne.

"-Hola Aracne ¿Cómo estás? No tienes por qué asustar a todos, solo quieres protegerte, ¿verdad?"Aracne se sorprendió al escuchar a Luna hablarle amablemente. "-Sí, siempre he tenido miedo de que alguien me lastime", respondió la araña con voz temblorosa.

Luna extendió su mano hacia Aracne y le dijo: "-No tienes por qué tener miedo. Estamos aquí para ayudarte y ser tus amigos". Aracne miró a Luna y Estrella con gratitud en sus ojos y aceptó su ayuda.

Juntos, los tres comenzaron a trabajar en el bosque, construyendo un refugio seguro para Aracne donde pudiera vivir sin asustar a nadie. A medida que pasaba el tiempo, más criaturas del bosque se acercaban a Luna y Estrella en busca de ayuda.

La bruja y el mago descubrieron que podían usar sus poderes mágicos para resolver problemas y hacer del bosque un lugar mejor. El pueblo encantado pronto se dio cuenta de que Luna no era una bruja malvada, sino una amiga bondadosa dispuesta a ayudar a todos.

Los habitantes superaron su miedo inicial y comenzaron a apreciarla por todo lo que hacía por ellos. La historia de Luna, Estrella y Aracne se convirtió en un ejemplo inspirador para todos en el pueblo encantado.

Aprendieron que no debemos juzgar por las apariencias y que debemos dar oportunidades a aquellos que parecen diferentes o nos asustan.

Desde entonces, la amistad entre la bruja, el mago y la araña creció aún más fuerte mientras continuaban trabajando juntos para proteger el bosque encantado. Y así, Luna encontró su lugar en el mundo y supo que siempre tendría amigos a su lado.

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