Estrellas en el Bosque



, Elena se encontró con un mapache muy travieso llamado Roco. El mapache tenía una mirada pícara y una sonrisa juguetona que hacía que Elena no pudiera evitar reír.

"¡Hola, soy Roco! ¿Qué haces por aquí en el bosque tan sola?", preguntó Roco mientras saltaba de rama en rama. Elena sorprendida por la aparición del simpático mapache, respondió: "Estoy explorando el bosque en busca de aventuras.

¿Y tú, Roco?"Roco hizo una pirueta en el aire y dijo: "Yo siempre estoy buscando travesuras y diversión. ¡Vamos juntos a descubrir algo emocionante!"Así comenzó la inesperada amistad entre Elena y Roco. Juntos recorrieron senderos ocultos, treparon árboles altos y cruzaron arroyos cristalinos.

En cada paso del camino, Elena admiraba la destreza y agilidad de su nuevo amigo animal.

Una tarde, mientras descansaban bajo un árbol centenario, Elena le contó a Roco sobre su fascinación por las estrellas y cómo soñaba con poder acercarse más a ellas para escuchar sus secretos. "Las estrellas son como faros en la oscuridad que nos guían", reflexionó Elena mientras señalaba al cielo brillante. Roco levantó una ceja curiosa y dijo: "Tengo una idea para ayudarte a cumplir tu sueño.

Sígueme. "Intrigada por la propuesta del mapache risueño, Elena lo siguió hasta llegar a un claro en medio del bosque donde había un telescopio antiguo cubierto de polvo.

"Este telescopio perteneció a mi abuelo quien también era un amante de las estrellas. Quizás te ayude a estar más cerca de ellas", explicó Roco con seriedad inusual. Emocionada, Elena limpió el telescopio con cuidado y lo apuntó hacia el firmamento estrellado.

A través del lente mágico, pudo ver las constelaciones como nunca antes: brillantes y llenas de vida. "¡Es increíble! Gracias, Roco. Ahora puedo escuchar el susurro de las estrellas desde aquí abajo", exclamó Elena con lágrimas de felicidad en los ojos.

Desde ese día, Elena pasaba horas observando el cielo estrellado junto a su fiel amigo Roco. Descubrió que las estrellas tenían historias maravillosas que contarle y que solo necesitaba abrir su corazón para escucharlas.

La joven aprendió que los sueños pueden hacerse realidad cuando se tiene valentía para perseguirlos y amigos dispuestos a ayudar en el camino.

Y así, entre risas cómplices y secretos compartidos bajo la luz de las estrellas, Elena encontró la magia que tanto anhelaba en aquel pequeño pueblo perdido entre montañas.

FIN.

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