Estrellas en la Oscuridad
Había una vez un niño llamado Nico que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Nico era muy valiente y aventurero durante el día, pero tenía un gran miedo: le tenía pavor a la oscuridad.
Todas las noches, cuando llegaba la hora de dormir, Nico se escondía debajo de las sábanas y no quería salir de ahí hasta que amaneciera.
Sus padres intentaban calmarlo diciéndole que no había nada que temer en la oscuridad, pero él seguía sintiendo mucho miedo. Un día, mientras jugaba en el parque con su mejor amigo Juanito, Nico le confesó su miedo a la oscuridad. Juanito escuchó atentamente y decidió ayudar a su amigo a superar ese temor tan grande.
"Nico, sé cómo podemos enfrentar tu miedo", dijo Juanito con entusiasmo. "¿En serio? ¿Cómo?", preguntó Nico emocionado. "Vamos a construir una lámpara especial para ti", respondió Juanito con una sonrisa.
Los dos amigos empezaron a recolectar materiales: cartón, papel aluminio y pilas. Con mucha dedicación y creatividad, construyeron una lámpara brillante y colorida. La colocaron en el cuarto de Nico para iluminar sus noches.
Cuando llegó la noche y las luces se apagaron, Nico miraba fijamente su nueva lámpara. Sentía seguridad al ver cómo iluminaba su habitación con colores vibrantes. Sin embargo, esa misma noche ocurrió algo inesperado. Un gran apagón dejó todo el pueblo a oscuras.
Nico sintió cómo el miedo volvía a apoderarse de él. "Tranquilo, Nico", dijo Juanito con calma. "Vamos a encontrar una solución". Los dos amigos salieron al patio y encontraron un montón de estrellas brillantes en el cielo oscuro.
Juanito tuvo una idea: le pidió a Nico que las contara mientras imaginaba historias divertidas sobre cada una. Nico se olvidó por completo de su miedo cuando comenzó a imaginar que las estrellas eran naves espaciales y los planetas eran lugares llenos de aventuras emocionantes.
Pasaron horas riendo y soñando bajo aquel cielo nocturno. Cuando finalmente regresaron al cuarto de Nico, la electricidad había sido restablecida. La lámpara especial seguía allí, pero ya no era tan necesaria como antes.
Nico miró su lámpara y sonrió con gratitud hacia su amigo Juanito. "Gracias por ayudarme a enfrentar mi miedo, Juanito", dijo emocionado. "No hay problema, Nico", respondió Juanito con cariño. "Recuerda que siempre estaré aquí para apoyarte".
Desde aquel día, Nico dejó atrás su temor a la oscuridad. Aprendió que incluso en los momentos más oscuros, siempre habrá algo hermoso o divertido para descubrir si miramos con valentía y creatividad.
Y así fue como Nico se convirtió en un niño valiente no solo durante el día, sino también durante la noche. Y junto a su fiel amigo Juanito, vivieron muchas aventuras bajo las estrellas del cielo argentino.
FIN.