Estudiando Juntas



Era una tarde soleada en el barrio de Villa Rocío. Julia, Romina y Nerina, tres amigas inseparables, se juntaron en el parque para disfrutar de un rato de juegos. De repente, Julia lanzó la idea de estudiar juntas.

"¿Qué les parece si, en vez de jugar todo el tiempo, nos organizamos para estudiar juntas?" - propuso Julia, mirando a sus amigas con una sonrisa.

"¡Es una excelente idea!" - respondió Romina emocionada. "Así nos ayudamos unas a otras con las materias difíciles."

Nerina, que estaba un poco reticente, se encogió de hombros.

"No sé… No soy muy buena en matemáticas. ¿Y si no puedo ayudar?" - dijo nerviosa.

"¡No te preocupes!" - exclamó Julia. "Podemos ir paso a paso y aprender juntas. La idea es que nos entendamos y nos apoyemos. Cada una tiene algo diferente para aportar."

Así acordaron reunirse cada viernes después del colegio en la casa de Nerina, que tenía un jardín hermoso donde se sentían cómodas y felices. El primer viernes, la tarea era estudiar matemáticas, una materia que siempre les traía dolores de cabeza.

Mientras estaban sentadas sobre el pasto, Nerina tomó la delantera con una suma difícil.

"Miren, este es el problema: si tengo 12 manzanas y le doy 5 a mi mamá, ¿cuántas me quedan?" - dijo, tratando de aplicar su lógica.

Las amigas comenzaron a pensar.

"Yo creo que quedan 7 manzanas" - dijo Romina segura.

"Sí, eso parece, pero… ¿Cómo podemos asegurarnos?" - se preguntó Julia.

Juntas empezaron a usar piedras como contadores para resolver el problema. Fue así como, entre risas y cálculos, descubrieron la respuesta correcta. Cada una se fue ganando más confianza.

"¡Lo logramos!" - exclamó Nerina, sintiéndose orgullosa. "Quizás no soy tan mala en matemáticas después de todo."

Sin embargo, los siguientes viernes presentaron sus propios desafíos. Un día llegó el momento de estudiar historia, y Julia, que siempre había tenido interés por esa materia, se ofreció a contarles sobre las civilizaciones antiguas.

"Chicas, ¿sabían que los egipcios construyeron pirámides para honrar a sus faraones?" - empezó Julia con gran entusiasmo.

Romina, que amaba el arte, se animó a hacer un dibujo de una pirámide, mientras Nerina escuchaba con atención.

De repente, Nerina se acordó de que tenía un libro sobre la mitología egipcia en su casa.

"¡Tengo que traerlo la próxima vez!" - gritó emocionada.

A medida que pasaban los viernes, el grupo comenzó a tener una relación de estudio increíble y se volvió un espacio donde cada una podía expresar sus preguntas e inquietudes. Pero llegó un momento en que, por algunas responsabilidades del colegio, decidieron especializarse en ciencias. Sin embargo, esta vez surgió un problema.

"La maestra nos pidió hacer un experimento de ciencias, pero no sé qué elegir" - dijo Romina con preocupación. "No sé si me gustaría hacer algo que involucre productos químicos."

De repente, Nerina tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos un volcán de papel maché?" - sugirió.

Julia y Romina la miraron con sorpresa. Pero Nerina explicó toda la idea dulce y simple que había imaginado, y a las dos les encantó.

"¡Eso sería espectacular!" - dijo Julia.

En una semana de trabajo duro, las chicas recolectaron materiales, se ensuciaron las manos con pegamento y pintura, y lograron construir el volcán más increíble del aula. Llegó el día de la presentación, y el volcán hizo erupción, derramando una mezcla de bicarbonato y vinagre con colorante. Todos sus compañeros aplaudieron entusiasmados.

Al final del día, se sentaron para reflexionar sobre todo lo que habían aprendido no solo de ciencias, sino también de cuál es la fuerza del trabajo en equipo.

"Realmente somos un gran equipo, y estudiar juntas es mucho más divertido" - dijo Nerina mirando a sus amigas.

"Estoy de acuerdo" - afirmó Romina. "Podemos seguir aprendiendo de esta forma."

"Y lo mejor de todo es que, si hay algo que no entendemos, nos ayudamos mutuamente" - concluyó Julia con una gran sonrisa.

Así, los viernes en el jardín de la casa de Nerina se convirtieron en un espacio mágico para aprender y crecer juntas, donde lo importante no era solo obtener buenas calificaciones, sino disfrutar el proceso de aprender en compañía, crear cosas novedosas y apoyarse entre sí. Las tres amigas aprendieron que no hay nada imposible cuando se tiene el apoyo de un buen equipo, y así siguieron viajando por el conocimiento, cada vez más unidas y felices.

FIN.

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