Eva y su casa de sueños



Había una vez una niña llamada Eva, que tenía mucha imaginación y un gran deseo de construir cosas. Un día, mientras jugaba en su habitación, se le ocurrió la idea de hacer una casa dentro de su casa.

Estaba emocionada con la idea de tener su propio espacio para jugar y soñar. Eva fue corriendo a contarles a sus padres sobre su grandiosa idea.

Pero cuando les explicó que quería construir una casa pequeña dentro de su habitación, sus padres se mostraron preocupados. "Eva, entendemos que quieras tener tu propio espacio, pero no creemos que sea seguro o práctico construir una casa dentro de nuestra casa", dijo su mamá con tono preocupado.

"Sí hija, además tu habitación ya es bastante pequeña como para agregarle otra estructura", agregó su papá. Aunque Eva se sintió triste por la respuesta negativa de sus padres, decidió no darse por vencida.

Sabía que había algo más en lo profundo de ella misma que le decía que debía seguir adelante con su sueño. Entonces Eva pensó en cómo podría convencer a sus padres para permitirle construir esa pequeña casa.

Decidió hacer un dibujo detallado del diseño y mostrarles todo lo que había planeado cuidadosamente. Cuando Eva terminó el dibujo, llamó a sus padres y les mostró cada detalle: las ventanas pintadas a mano, las puertas diminutas y hasta los muebles en miniatura que ella misma haría con materiales reciclados.

Sus padres quedaron sorprendidos al ver cuánto esfuerzo había puesto Eva en planificarlo todo. Comenzaron a darse cuenta de que su hija no solo quería construir una casa, sino que también estaba aprendiendo muchas cosas valiosas en el proceso.

"Eva, estamos impresionados con tu dedicación y creatividad", dijo su papá con una sonrisa. "Quizás podríamos encontrar una forma de hacerlo posible".

Sus padres comenzaron a hablar sobre cómo podrían adaptar la idea de Eva para que funcione dentro de su casa sin comprometer la seguridad o el espacio disponible. Juntos, llegaron a un acuerdo. Eva estaría autorizada a construir su pequeña casa, pero debería ser desmontable y no ocupar demasiado espacio en la habitación.

Además, tendría que asegurarse de mantener ordenado su espacio personal. Eva estaba emocionada con esta oportunidad y prometió trabajar duro para cumplir con los requisitos establecidos por sus padres. Con ayuda de sus papás, Eva comenzó a construir su pequeña casa soñada.

Utilizó cajas recicladas, telas coloridas y pegamento no tóxico para crear cada detalle. Poco a poco, la estructura comenzó a tomar forma y pronto se convirtió en un lugar mágico donde Eva podía jugar y dejar volar su imaginación.

Cuando finalmente terminó la construcción, Eva invitó a sus padres a verla.

Sus ojos brillaban de emoción mientras les mostraba cada rincón de la casita: el acogedor dormitorio, la cocina diminuta e incluso un pequeño jardín lleno de flores hechas con papel. Sus padres estaban asombrados por el trabajo de Eva y se sintieron orgullosos al ver lo lejos que había llegado con su creatividad y perseverancia.

Se dieron cuenta de que habían subestimado la capacidad de su hija para lograr cosas increíbles. A partir de ese día, Eva aprendió una valiosa lección: nunca rendirse ante los obstáculos y siempre creer en uno mismo.

Su pequeña casa se convirtió en un recordatorio constante de lo importante que era seguir sus sueños, sin importar cuán grandes o pequeños fueran. Y así, Eva continuó construyendo e imaginando nuevas maravillas dentro y fuera de su casita, inspirando a todos a su alrededor a perseguir sus propios sueños también. .

FIN.

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