Evan y el Jardín de Sueños
Era un hermoso día de primavera cuando Evan, un niño curioso con una imaginación desbordante, salió al jardín de su casa. Su mamá, Juana, siempre le decía que su jardín era mágico. –
"Mamá, ¿de verdad puede ser mágico un jardín?" preguntó Evan.
–"Claro que sí, Evan. Cada planta, cada flor tiene un sueño, solo necesitas mirar con atención", respondió Juana con una sonrisa.
Evan decidió investigar. Mientras paseaba entre las flores, se agachó ante un pequeño girasol que parecía inclinarse hacia él. –"Hola, pequeño girasol, ¿cuál es tu sueño?" preguntó con curiosidad. El girasol empezó a hablarle.
–"Mi sueño es crecer alto como el sol y ver todo el mundo desde allá arriba", dijo el girasol con una voz suave.
Evan, emocionado, corrió hacia su madre. –"Mamá, el girasol quiere ser alto como el sol. Vamos a ayudarlo a que su sueño se haga realidad!" dijo con entusiasmo.
–"Pero, mi amor, no solo basta con querer. Debemos cuidarlo, regarlo y darle amor", explicó Juana.
Así, juntos comenzaron a cuidar del girasol. Le dieron agua cada día y le hablaron con cariño. Sin embargo, un día el tiempo cambió. Nubes oscuras cubrieron el cielo y vino una fuerte tormenta. Evan estaba preocupado. –"Mamá, ¿y si le pasa algo al girasol?"
–"No te preocupes, hijo. Las plantas son fuertes. Después de la tormenta, el sol volverá a brillar", le aseguró Juana.
Al día siguiente, después de la lluvia, Evan salió corriendo al jardín y descubrió que el girasol había caído. –"Mamá, está triste. Nunca va a ser alto como el sol ahora", dijo angustiado.
–"Vamos a levantarlo, Evan. A veces, para alcanzar nuestros sueños, debemos enfrentar obstáculos. Entonces, si lo cuidamos e intentamos nuevamente, ¡podrá levantarse!" propuso Juana con determinación.
Evan y Juana cuidadosamente levantaron al girasol y lo aseguraron con algunos palitos de madera. –"Cada día le hablamos y lo cuidamos un poco más. Vamos a mostrarle que puede soñar grande a pesar de las caídas", dijo Evan, decidido.
Con el tiempo, el girasol creció y empezó a inclinarse hacia el sol una vez más. Evan estaba muy emocionado por el progreso del girasol y le contaba todos los secretos del mundo mientras trabajaba en el jardín. –"Mirá, mamita, ¡está creciendo!" gritó.
–"Sí, hijo, ¡lo estamos logrando! Así como el girasol, todos enfrentamos momentos difíciles, pero nunca debemos rendirnos", le recordó Juana.
Pasaron los días y el girasol, gracias al amor y cuidado de Evan y su mamá, llegó a ser más alto que nunca. En su cima, las flores empezaron a florecer a su alrededor, creando un jardín aún más hermoso. –"Mamá, ahora entiende lo que significa soñar. Siempre hay obstáculos, pero hay que levantarse y seguir", dijo Evan, lleno de esperanza.
–"Exactamente, cariño. Cada planta en este jardín tiene su propio sueño, solo necesitan un poco de cariño para florecer. ¡Y lo mejor, siempre estaremos aquí para ayudar!"
Desde ese día, el jardín de Evan y Juana se convirtió en el lugar más especial de la casa, un lugar de sueños y aprendizajes. Y cada vez que miraban al girasol, recordaban que los sueños parecen lejanos, pero con amor y esfuerzo, pueden hacerse realidad. Así, siempre encontraron nuevas aventuras en su mágico jardín, aprendiendo juntos a soñar y cuidar cada día.
La historia de Evan y su mamá Juana nos enseña que los sueños se pueden lograr con amor, paciencia y dedicación. A veces hay obstáculos, pero siempre hay que levantarse y seguir soñando. Así como el girasol, cada uno de nosotros puede alcanzar su propia luz, siempre que estemos dispuestos a cuidar nuestros sueños.
FIN.