Evan y la mariposa ecologista



Evan era un niño muy curioso y le encantaba pasar tiempo en su hermoso jardín. Un día, mientras jugaba entre las flores y los árboles, una pequeña mariposa de colores brillantes se posó delicadamente en su nariz.

- ¡Hola, Evan! -dijo la mariposa con una voz suave pero clara. Evan se sorprendió tanto que casi se cae hacia atrás.

Miró a la mariposa con incredulidad y preguntó:- ¿Puedes hablar? La mariposa asintió con sus alas y respondió:- ¡Sí, puedo hablar! Soy una Marisela, una mariposa mágica que ha venido a enseñarte algo importante. Evan estaba emocionado por esta experiencia inusual y decidió seguir el juego. - Está bien, Marisela.

¿Qué es lo que quieres enseñarme? Marisela desplegó sus alas multicolores y comenzó a volar alrededor de Evan. - Quiero mostrarte cómo puedes ayudar a cuidar nuestro planeta. Hay muchas cosas que podemos hacer para protegerlo. Evan escuchaba atentamente mientras seguía a Marisela por el jardín.

- Primero, Evan, debemos cuidar nuestras plantas y árboles. Ellos nos dan aire fresco para respirar y crean un hogar para muchos animales pequeños como yo. Evan miró alrededor del jardín y notó algunas plantas marchitas.

Se dio cuenta de que no había estado regándolas lo suficiente últimamente. - Tienes razón, Marisela. Voy a asegurarme de regarlas todos los días para que estén saludables. Marisela sonrió y continuó volando hacia una pequeña fuente en el jardín.

- ¡Mira, Evan! Esta fuente es muy importante para nosotros. El agua es esencial para la vida de todos los seres vivos. Pero también debemos cuidarla y no desperdiciarla.

Evan recordó cómo había dejado la llave del grifo abierta mientras lavaba sus manos rápidamente. Se sintió culpable por su descuido y decidió ser más consciente de su uso del agua. - A partir de ahora, cerraré bien el grifo después de usarlo -prometió Evan a Marisela.

De repente, un pájaro travieso se acercó volando y comenzó a molestar a Marisela. La mariposa se asustó y buscó refugio detrás de un arbusto. Evan corrió hacia ella para protegerla. - No te preocupes, Marisela.

No dejaré que te haga daño -dijo Evan valientemente al pájaro. El pájaro se alejó al ver la determinación en los ojos de Evan, quien regresó con una sonrisa triunfante hacia Marisela. - Gracias por protegerme, Evan -dijo la mariposa-.

Esto me lleva al siguiente punto: debemos cuidar a todos los animales y respetar su hábitat natural. Evan tomó esta lección muy en serio y prometió nunca dañar ni molestar a ningún animalito en su jardín ni en ningún otro lugar.

Con cada nueva lección que aprendía junto a Marisela, Evan se dio cuenta de lo importante que era cuidar y proteger el medio ambiente. Prometió hacer todo lo posible para ser un buen guardián de la naturaleza.

A partir de ese día, Evan se convirtió en un niño más consciente y responsable. Regaba sus plantas, cerraba bien el grifo del agua, respetaba a los animales y siempre estaba atento a las necesidades de su jardín.

Y así, gracias a la visita mágica de Marisela, Evan aprendió que cada pequeña acción cuenta cuando se trata de proteger nuestro querido planeta Tierra.

FIN.

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