Evan y su mamá Juana



Evan era un niño muy curioso y lleno de energía. Le encantaba explorar la naturaleza, aprender sobre las estrellas y ayudar a su mamá en todo lo que podía.

Su mamá, Juana, era una mujer amorosa y sabia, con una sonrisa que iluminaba la habitación. Juntos vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas.

Un día, Evan le preguntó a su mamá: - Mamá, ¿cómo sé cuál es mi camino en la vida? - Su mamá sonrió y le respondió: - ¡Evan, tu camino en la vida será aquel que te haga feliz y te permita ayudar a los demás! Evan quedó pensativo, pero pronto olvidó sus preguntas cuando vio un pájaro herido en el jardín.

Él y su mamá cuidaron al pajarito juntos, y después de un tiempo, el pájaro recuperó sus fuerzas y voló libre hacia el cielo. Desde ese día, Evan supo que quería ser como su mamá, ayudando a los demás y cuidando de la naturaleza.

Juntos, Evan y su mamá plantaron árboles, cuidaron a los animales del bosque y ayudaron a los vecinos del pueblo. A medida que Evan crecía, su amor por la naturaleza y su deseo de ayudar a los demás también crecían.

Juana siempre lo alentaba y lo apoyaba en sus aventuras. Un día, una gran tormenta golpeó el pueblo, derribando árboles y destruyendo muchas casas.

Evan, con la valentía de su mamá, lideró a un grupo de vecinos para ayudar a reconstruir el pueblo. Juntos, lograron hacer del pueblo un lugar aún más hermoso y fuerte.

Cuando Evan se convirtió en un adulto, se dio cuenta de que el amor, la bondad y el trabajo en equipo son el verdadero camino en la vida. Y aunque había muchas aventuras por delante, siempre tendría a su mamá Juana a su lado, guiándolo con su sabiduría y amor. Y así, Evan y su mamá Juana demostraron que juntos, cualquier desafío puede superarse.

Y vivieron felices, cuidando el mundo que los rodeaba. El fin.

FIN.

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