Evelyn y el Regalo Especial



Era un hermoso día soleado y Evelyn estaba muy emocionada por ir al parque. Con su helado de dulce de leche en la mano, corría de un lado a otro, disfrutando de los columpios y de la resbaladilla. En ese momento, conoció a una niña llamada Lyna, que estaba sentada en una banca mirando unos coloridos globos que vendían cerca.

- ¡Hola! - saludó Evelyn, acomodándose un poco el helado. - ¿Te gusta jugar en el parque?

- ¡Hola! Sí, me encanta, pero hoy estoy un poco triste porque no tengo nada para jugar - respondió Lyna, mirando los globos con envidia.

Evelyn, que era muy amable, se acercó y le ofreció su helado.

- ¡Probá un poco! - le dijo, extendiendo el cucurucho hacia ella.

Lyna sonrió, encantada.

- ¡Gracias! Pero, ¿qué tal si te invito a algo especial? - sugirió Lyna, viendo cómo la sonrisa de Evelyn brillaba como el sol.

- ¿Algo especial? ¿Qué es? - preguntó Evelyn, intrigada.

Lyna se inclinó hacia ella y le susurró:

- ¡Un regalo! Pero sólo puedo dártelo si prometés ayudarme.

- ¿Ayudarte? ¿En qué? - indagó Evelyn.

- Necesito que vayas a buscar mis globos voladores que se quedaron atrapados en un árbol. ¡Son mis favoritos y me gustaría dártelos como regalo! - explicó Lyna, señalando un árbol alto donde se veía un par de globos atrapados en las ramas.

Evelyn, sin pensarlo dos veces, asintió.

- ¡Voy a ayudar! - exclamó, y se dirigió hacia el árbol.

Una vez allí, se dio cuenta de que sería un desafío; los globos estaban altos y ella no podía alcanzarlos. Miró alrededor y vio que un grupo de niños jugaba en el parque. Tuvo una idea.

- ¡Chicos, ayúdenme! - gritó. - Necesito que alguien me alcance esos globos.

Varios niños se acercaron curiosos a ver qué pasaba.

- Podemos hacer una cadena humana - sugirió un niño.

Así, se formó una larga cadena de niñitos que se pasaban de uno a otro para formar una pirámide. Finalmente, uno de los más altos pudo alcanzar los globos.

- ¡Lo logré! - gritó el niño mientras sostenía triunfante los globos.

Evelyn aplaudió emocionada.

- ¡Gracias! Ahora, Lyna me va a dar un regalo - les dijo a todos.

Cuando regresó donde estaba Lyna, le entregó los globos.

- ¡Mirá lo que tenemos! - dijo Evelyn. - Ahora, ¿cuál es el regalo?

Lyna sonrió y sacó una caja pequeña de su mochila.

- Abrila, pero antes, necesitas prometerme que usaremos estos globos para jugar y hacer felices a otros.

Evelyn sintió una chispa de emoción.

- ¡Seguramente! ¡Vamos a hacer una fiesta de globos en el parque! - exclamó alegremente.

Al abrir la caja, encontró varios marcadores de colores y una guía sobre cómo hacer figuras con globos.

- Esto es genial, Lyna. ¡Vamos a hacer un montón de figuras y compartirlas con todos!

Evelyn, Lyna y sus nuevos amigos comenzaron a crear juntos figuras de globos, una mariposa, un perrito y un sombrero, mientras reían y jugaban.

Los niños del parque se unieron a las actividades, cada uno haciendo su propia figura brillante. La risa se llenó del aire y pronto todos estaban disfrutando del día.

Cuando el sol empezó a esconderse, Lyna y Evelyn se sentaron, cansadas pero felices, rodeadas de todos los nuevos amigos que habían hecho.

- Gracias por ayudarme hoy, Evelyn - dijo Lyna, mirando a su nueva amiga. - Todo fue posible gracias a tu valentía y amabilidad.

- No, gracias a vos por enseñarme a compartir la alegría - respondió Evelyn. - ¡Este fue el mejor día de parque de todos!

Y así, Evelyn aprendió que, a veces, los pequeños actos de bondad y colaboración pueden crear grandes momentos de felicidad. Desde ese día, el parque se convirtió en un lugar donde no sólo jugaban, sino que compartían risas y creaban recuerdos mágicos juntas.

El final de esa aventura fue el comienzo de una hermosa amistad llena de risas y helados, donde cada día en el parque prometía ser igual de especial.

FIN.

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