Experimentos mágicos en la feria de ciencias


Había una vez, en el colegio Isabel la Católica de Jerez de la Frontera, una feria de ciencias muy especial. Los alumnos de sexto grado estaban emocionados por mostrar sus experimentos y demostrar todo lo que habían aprendido.

Dani, Maite, Hugo, Irene, Nayara y Chema eran algunos de los estudiantes que participaban en esta feria. Cada uno había elegido un experimento diferente para presentar a sus compañeros y profesores. Dani decidió trabajar con la refracción de la luz.

Quería demostrar cómo un rayo de luz se dobla al pasar por diferentes materiales. Para ello utilizó un prisma y una linterna.

Al encenderla y dirigir el rayo hacia el prisma, todos quedaron asombrados al ver cómo se separaba en los colores del arcoíris. "¡Increíble! ¡Miren cómo se separa la luz en tantos colores!", exclamó Dani emocionado. Maite estaba fascinada con el papel que no se moja.

Utilizó una cera especial para cubrirlo y luego vertió agua sobre él. Para sorpresa de todos, el agua simplemente resbalaba sin mojarlo. "¡Es como magia! ¿Cómo es posible? ¡Quiero aprender más sobre esto!", dijo Maite entusiasmada. Hugo decidió investigar los colores que desaparecen utilizando tinta invisible.

Preparó diferentes mezclas de líquidos para crear tintas invisibles y luego las aplicó sobre papel blanco. Una vez seco, al iluminarlo con una lámpara UV, los colores aparecieron mágicamente ante sus ojos.

"¡Guau! No puedo creer que haya colores que no podemos ver a simple vista. Esto es alucinante", exclamó Hugo maravillado. Irene, por su parte, eligió el experimento de las monedas en equilibrio.

Colocó varias monedas en el borde de una mesa y con mucho cuidado fue agregando más hasta que todas se sostenían en perfecto equilibrio. "¡Es increíble! Parece que desafía la gravedad. Me gustaría aprender más sobre física", comentó Irene emocionada.

Nayara decidió trabajar con energías renovables y presentó un pequeño molino de viento hecho con materiales reciclados. Al soplarle aire, las aspas comenzaron a girar generando electricidad para encender una pequeña bombilla.

"¡Miren cómo el viento puede generar energía limpia y sustentable! Podemos cuidar nuestro planeta utilizando este tipo de energías", dijo Nayara orgullosa. Chema también tenía algo especial preparado. Mostró cómo se podían hacer pompas de jabón gigantes usando una solución casera y un aro especial.

Las pompas flotaban en el aire mientras todos los niños reían y trataban de atraparlas. La feria fue todo un éxito y cada uno de los estudiantes se sintió orgulloso por su trabajo. Aprendieron que la ciencia puede ser divertida, sorprendente e inspiradora.

Los profesores felicitaron a los alumnos por sus experimentos y les animaron a seguir explorando el fascinante mundo de la ciencia.

Desde aquel día, Dani, Maite, Hugo, Irene, Nayara y Chema supieron que la ciencia estaba llena de descubrimientos y aventuras, y que ellos tenían el poder de cambiar el mundo a través de ella.

Dirección del Cuentito copiada!