Explorador de la Naturaleza



Había una vez, en las afueras de un pequeño pueblo, una familia de granjeros muy trabajadores. Todos los días se levantaban temprano para cuidar a sus animales y cultivar la tierra.

La familia se llamaba los Fernández y estaban compuestos por el papá Martín, la mamá Laura, y sus tres hijos: Sofía, Pedro e Ivar. Ivar era el más chico de los hermanos y siempre había soñado con explorar el mundo más allá de la granja.

Mientras sus hermanos disfrutaban ayudando en las tareas diarias, él pasaba horas observando a los pájaros que volaban sobre los campos o siguiendo a las mariposas que revoloteaban entre las flores.

Un día, mientras ayudaba a su papá a arreglar una cerca, Ivar vio pasar un zorro corriendo velozmente por el bosque cercano. - ¡Papá! ¡Papá! ¡Vi un zorro! - exclamó emocionado.

Martín sonrió al ver la emoción en los ojos de su hijo y le dijo: "Los animales son seres maravillosos, Ivar. Tienen mucho que enseñarnos". Esa noche, mientras cenaban alrededor de la mesa familiar, Ivar compartió su sueño con todos:- Quiero ser un explorador animal.

Quiero viajar por el mundo descubriendo nuevas especies y aprendiendo sobre la naturaleza. Laura lo miró con cariño y le dijo: "Si ese es tu sueño, hijito, debes seguirlo. Siempre te apoyaremos en lo que decidas hacer".

Así fue como al día siguiente Ivar comenzó a prepararse para convertirse en un explorador animal. Estudiaba libros sobre fauna silvestre, practicaba identificando huellas de animales en el campo y se aseguraba de conocer cada rincón de la granja como la palma de su mano.

Un día, cuando ya se sentía listo para iniciar su aventura, Ivar decidió partir hacia el bosque en busca del zorro que tanto lo había impresionado tiempo atrás. Armado con una mochila llena de provisiones y acompañado por su perro Fido, emprendió su camino hacia lo desconocido.

Durante su travesía vivió muchas experiencias emocionantes: descubrió nidos de aves escondidos entre los árboles, observó cómo las ardillas recolectaban nueces para el invierno e incluso logró ver al escurridizo zorro cazando bajo la luz de la luna.

Pero no todo fue fácil; hubo momentos en los que se sintió solo o asustado por los ruidos extraños del bosque.

Sin embargo, recordando las palabras de aliento de su familia y confiando en sus propias habilidades logró superar cada obstáculo que se cruzaba en su camino. Finalmente, después de semanas explorando nuevos territorios e interactuando con diversas especies animales regresó a casa convertido en todo un experto explorador animal.

Sus padres lo recibieron con alegría y orgullo al verlo tan feliz y realizado. - ¿Y bien? ¿Cómo te fue? - preguntó Martín ansioso por escuchar las aventuras de su hijo.

Ivar sonrió ampliamente y les contó todas sus peripecias desde el encuentro con el zorro hasta llegar al momento presente:- Papá,mamá... ¡Descubrí mi pasión! Ser un explorador animal me ha enseñado tanto sobre nuestro mundo natural...

¡y estoy ansioso por seguir aprendiendo! Los Fernández abrazaron a Ivar llenos de felicidad sabiendo que habían apoyado el sueño de su hijo hasta convertirlo en realidad. Desde ese día, en adelante, Ivar siguió explorando nuevos horizontes llevando consigo siempre el amor por la naturaleza inculcado por su familia.

FIN.

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