Explorando con los Gatitos
En la Clase de los Gatitos, una pequeña sala llena de risas y juegos, los niños exploraban el mundo a través de sus sentidos. La maestra, la señorita Lola, siempre fomentaba actividades sensoriales para estimular su desarrollo.
Un día soleado, la señorita Lola preparó una sorpresa especial para los gatitos. Colocó diferentes texturas en mesas: arroz crujiente, algodón suave y plastilina moldeable. Los niños se acercaron curiosos, listos para descubrir nuevas sensaciones.
"¡Qué suave!", exclamó Sofía al tocar el algodón. "¡Miren cómo se aplasta esta plastilina!", dijo Tomás emocionado. "¡Me encanta escuchar el sonido del arroz cuando lo muevo!", agregó Martina riendo.
Los gatitos también exploraron sabores en una actividad de degustación. Probaron frutas dulces como manzana y naranja, y vegetales crujientes como zanahoria y pepino. Sus caritas se iluminaron con cada nuevo sabor que descubrían.
Pero la verdadera aventura llegó cuando la señorita Lola propuso un juego de vendarse los ojos y adivinar objetos por el tacto. Los niños se turnaban para tocar pelotas blandas, bloques duros e peluches esponjosos sin verlos. Las risas no paraban mientras intentaban adivinar cada objeto.
De repente, un olor delicioso invadió el aula. La señorita Lola había horneado galletitas caseras como última sorpresa sensorial. Los gatitos cerraron los ojos y disfrutaron del aroma dulce que las envolvía.
Al final del día, cansados pero felices, los gatitos se despidieron con abrazos y sonrisas. Habían aprendido tanto a través de sus sentidos que nunca olvidarían esa divertida jornada en la Clase de los Gatitos.
Y así terminaba otro día inolvidable en ese maravilloso lugar donde aprender era sinónimo de jugar y descubrir el mundo con todos los sentidos posibles.
FIN.