Explorando Juntos



Mía y Tizi eran dos amigos inseparables. Les encantaba jugar juntos y descubrir cosas nuevas todos los días. Un día, decidieron aprender sobre las partes del cuerpo humano.

"¿Por qué no empezamos por el rostro?" sugirió Mía con entusiasmo. "¡Sí! ¡Vamos a empezar por el rostro!" exclamó Tizi emocionado. Así que comenzaron a señalar cada parte del rostro: los ojos, la nariz, la boca y las orejas.

Se reían mientras hacían muecas graciosas para demostrar cómo se veían diferentes emociones en sus caras. Luego, decidieron explorar la panza. Tizi levantó su remera y señaló su ombligo, mientras Mía hacía lo mismo. Se miraban y se carcajeaban sin parar.

Después de jugar un rato más, pasaron a los brazos y las manos. Estiraban los brazos hacia arriba y abajo, movían los dedos de las manos como si fueran patitas de araña. Se divertían tanto que el tiempo volaba.

Finalmente, llegaron a las piernas. Saltaban como canguros y corrían por el patio como si fueran veloces corredores. Descubrieron lo divertido que era tener piernas fuertes para poder jugar y saltar todo el día.

Pero justo cuando creían haber explorado todas las partes del cuerpo, Mía tuvo una idea brillante. "¡Tizi! ¡Nos falta una parte muy importante!""¿Cuál es?" preguntó curioso Tizi.

"¡Los corazones! Nuestros corazones están dentro de nuestro pecho y son lo más importante de todo nuestro cuerpo. "Ambos amigos se abrazaron con cariño sabiendo que sus corazones latían al unísono en ese momento.

Desde ese día, Mía y Tizi aprendieron que todas las partes del cuerpo son especiales y únicas en su propio modo. Descubrieron la importancia de cuidarse mutuamente y valorar cada parte de sí mismos.

Y así, entre risas y juegos, Mía y Tizi continuaron explorando juntos el maravilloso mundo que habita en sus propios cuerpos lleno de sorpresas e infinitas posibilidades para seguir descubriendo juntos cada día más sobre sí mismos.

FIN.

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