¡Explorando y Creciendo en la Sala de 5 años!
En la Sala de 5 años del Jardín Rosario Vera, los niños y niñas disfrutaban cada día de aventuras y aprendizajes junto a las seños Sil y Jessi.
Rafael era el más curioso, Martina la más creativa, Tiziano el más travieso, Oriana la más dulce, Ángela la más risueña, Ainr el más observador, Alan el más amigable, Cair el más deportista, Valentín el más ordenado, Douglas el más soñador, Luca el más estudioso, Mirko el más inquieto y Mayna la que siempre tenía una sonrisa para regalar.
Un día soleado en la sala de clases, Seño Sil propuso un juego nuevo: "Hoy vamos a jugar a "El Pañuelo Musical". Cuando se detenga la música deben correr al centro y agarrar un pañuelo.
¡A divertirse!"- ¡Comienza la música! - exclamó Seño Jessi mientras los chicos reían y corrían por la sala. Rafael fue tan rápido que logró atrapar un pañuelo antes que todos.
Martina demostró su destreza al esquivar a sus compañeros para tomar uno también. Tiziano hizo reír a todos con sus piruetas para alcanzarlo. Mientras tanto, Oriana compartía su pañuelo con Ángela para que ambas pudieran seguir jugando juntas. Después del juego llegó la hora de dibujar y pintar.
Cada estudiante mostraba su creatividad en hojas blancas llenas de colores y formas únicas. Alan dibujó un gran arcoíris donde todos podían verse felices juntos. Cair pintó un campo de fútbol donde él era el goleador imparable.
Valentín organizaba los lápices por colores mientras Douglas imaginaba mundos lejanos en sus dibujos llenos de naves espaciales. Luca se sumergió en libros ilustrados buscando inspiración para sus creaciones artísticas.
Mirko no paraba quieto mientras Mayna coloreaba con delicadeza cada detalle en sus obras maestras. Llegó entonces el momento del desayuno en el patio del jardín. Las mesas se llenaron de frutas frescas, galletitas caseras y leche caliente preparada por Seño Jessi con cariño.
- ¡Qué rico desayuno! - exclamaron los niños mientras compartían anécdotas del día. De repente, comenzó a soplar viento fuerte anunciando una tormenta cercana. Los estudiantes miraron preocupados hacia las nubes oscuras que se acercaban rápidamente.
- No se preocupen chicos - dijo Seño Sil tranquilizándolos -, estamos seguros aquí dentro. ¿Qué les parece si aprovechamos este momento para contar historias? Y así fue como entre relámpagos y truenos cada niño compartió su cuento favorito mientras afuera llovía sin cesar.
La sala se llenó de magia e imaginación hasta que finalmente cesó la tormenta dejando paso al sol brillante nuevamente.
Esa tarde quedó marcada en sus corazones como una jornada especial llena de juegos emocionantes, arte colorido, desayunos reconfortantes y cuentos mágicos compartidos entre amigos inseparables en la Sala de 5 años del Rosario Vera.
FIN.