Fabian y la Aventura de la Nueva Escuela



Fabian era un niño entusiasta de diez años que se mudó con su familia a una nueva ciudad. Era un día soleado y el corazón de Fabian latía con emoción y nerviosismo mientras se acercaba a su nueva escuela, el Colegio Solar. De pronto, se dio cuenta de que no conocía a nadie y eso le generó un pequeño nudo en el estómago.

En el aula, su maestra, la señora Clara, lo presentó a todos sus nuevos compañeros.

"¡Hola a todos! Este es Fabian, acaba de llegar a nuestra escuela. Démosle una gran bienvenida."

Los niños sonrieron, pero algunos parecían un poco distraídos. Fabian se sentó en el pupitre y empezó a tomar notas. Mientras escribía, escuchó que dos chicos, Lucas y Javier, hablaban sobre un torneo de fútbol que iban a organizar del fin de semana.

"¿Cómo hago para unirme?" - se atrevió a preguntar Fabian.

Lucas lo miró y dijo:

"Tienes que ser bueno con la pelota, pero no te preocupes, siempre buscamos un nuevo compañero. ¿Quieres venir a jugar después de la escuela?"

Fabian se sorprendió gratamente y aceptó la invitación. Al final de la jornada, los tres chicos se encontraron en el parque y comenzaron a jugar. Fabian trató de seguirles el ritmo, pero se sentía un poco torpe.

"¡Vamos, Fabian! ¡Tú podés!" - alentó Javier, mientras le pasaba el balón.

A pesar de sus tropiezos, Fabian se fue sintiendo más cómodo. Pero justo cuando le estaba pasando la pelota a Lucas, se resbaló y cayó al suelo.

"¡Ay, qué vergüenza!" - pensó Fabian, cubriéndose la cara con las manos.

Lucas se acercó y le dijo:

"No te preocupes, todos nos caemos. Lo importante es levantarse y seguir jugando."

Ese consejo resonó en Fabian. Se levantó, sonrió y continuó jugando. Con cada pase y cada tiro, su confianza empezaba a crecer.

Sin embargo, el próximo día, la señora Clara anunció una competencia de ciencias y los equipos debían ser elegidos. Los niños comenzaron a murmurar y a señalarse unos a otros, buscando a los mejores estudiantes de la clase. Fabian sintió que su corazón se encogía nuevamente.

"¿Y si nadie me elige?" - murmuró para sí mismo, recordando su inseguridad.

Cuando llegó el momento de formar equipos, Fabian decidió ser valiente.

"¡Yo quiero formar parte del equipo verde!" - exclamó alzando la mano.

Los niños se giraron a mirarlo y, para su sorpresa, Lucas dijo:

"¡Genial! ¿Te gustaría ser el líder del equipo? Entonces, ¡te elijo a vos!"

Fabian no podía creerlo. Compartieron ideas y decidieron crear un volcán que hiciera erupción.

"Vamos a hacer algo espectacular," - dijo Javier mientras todos comenzaban a trabajar juntos.

Pasaron días de risas, experimentos y hasta un pequeño accidente cuando el volcán se desbordó por el lado equivocado.

"¡Eso fue inesperado!" - exclamó Fabian, todos rieron y se levantaron para seguir trabajando.

El día de la competencia, los nervios estaban a flor de piel. Cuando el turno de Fabian llegó, su volcán hizo una erupción fantástica y todos aplaudieron. El trabajo en equipo los había llevado a ganar el primer lugar.

"¡Lo hicimos!" - gritó Fabian brincando de alegría.

Al final, mientras celebraban, Fabian se dio cuenta de que no solo había hecho nuevos amigos, sino que también había aprendido a salir de su zona de confort. La escuela no solo era sobre libros y tareas, sino sobre compañerismo y nuevas experiencias.

"Gracias por darme la oportunidad, chicos. No lo hubiera logrado sin ustedes." - dijo con una gran sonrisa.

Desde ese día, Fabian se sintió parte de una comunidad. Aprendió que los nuevos comienzos pueden ser desafiantes, pero también están llenos de oportunidades para crecer y encontrar nuevos amigos. Y así, en su nueva escuela, Fabian encontró su lugar, una historia de superación que nunca olvidaría.

FIN.

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