Fabiola y la Ardilla Valiente



Fabiola era una licenciada en administración muy inteligente y dedicada, que trabajaba en un colegio particular. Cada mañana, al camino al trabajo, se maravillaba con la belleza de la naturaleza que la rodeaba. Le encantaba observar a los pájaros volar y escuchar el canto de las criaturas.

Un día, mientras paseaba por el parque, Fabiola notó algo extraño. Un gran árbol había caído y, entre las ramas rotas, escuchó un pequeño chillido. Se acercó y encontró una ardillita recién nacida, con ojos cerrados y un pelaje suave.

"¡Oh! ¿Qué haré contigo?" - exclamó Fabiola, cuidando de no asustar más a la cría. La ardillita miraba a su alrededor, buscando a su mamá, pero no había nadie. Fabiola sentía que ese pequeño ser necesitaba ayuda.

Sin pensarlo dos veces, decidió llevarla a casa. "Te llamaré Nutty", - dijo con una sonrisa. Nutty era una ardilla muy especial. Con paciencia y amor, Fabiola la alimentó con leche y le creó un pequeño hogar en una caja.

A medida que pasaban los días, Nutty creció fuerte y activa. Fabiola la enseñaba a correr, a saltar y a explorar su entorno.

"¡Mirá lo que puedo hacer, Fabiola!" - gritaba Nutty mientras saltaba de una silla a otra.

"¡Eres increíble!" - respondía Fabiola emocionada. Cada día era una nueva aventura para ambas. Pero llegó un momento en que Nutty comenzó a sentir que ya no era una cría, sino una ardilla que quería explorar más allá de las paredes de su hogar.

Un día, Nutty se acercó a Fabiola y le dijo: "Siento que tengo que ir a descubrir el bosque. Hay mucho más allá de aquí.”

Fabiola, aunque un poco triste de saber que su amiga se marcharía, entendió que eso era lo mejor para ella. "Si es lo que deseas, solo prométeme que serás cuidadosa y volverás a visitarme. Cada aventura que emprendas es una oportunidad para crecer, Nutty".

Nutty le dio un abrazo y se echó a correr. Fabiola miró cómo su pequeña amiga desaparecía entre los árboles. Pasaron semanas y Fabiola se dedicó a trabajar en el colegio, más tranquila sabiendo que Nutty estaba explorando.

Pero un día, mientras Fabiola estaba en su oficina, escuchó un revuelo en el patio del Colegio. Los niños gritaban emocionados y corrieron hacia la entrada.

"¡Fabiola, Fabiola! ¡Mirá a Nutty!" - gritaron todos al unísono. Fabiola salió rápidamente y ahí estaba Nutty, con un pequeño grupo de ardillas detrás de ella.

"¿Nutty?" - preguntó Fabiola con asombro.

"¡Regresé!" - exclamó la ardilla, saltando hacia Fabiola. "Quería mostrarte a mis amigos!" Justo entonces, las otras ardillas comenzaron a hacer piruetas, correteando alrededor de Fabiola y los niños.

"¡Es un espectáculo de artesanía de ardillas!" - decía una niña mientras reía a carcajadas. Fabiola se unió a la diversión y pronto toda la clase estaba riendo, encantada con las travesuras de Nutty.

Fabiola se dio cuenta de que Nutty había aprendido mucho sobre la vida en el bosque, y que siempre volvería a casa.

Desde entonces, Nutty visitaba a Fabiola y a los estudiantes en el colegio, convirtiéndose en un símbolo de valentía y amistad. Fabiola enseñó a los niños sobre el cuidado de los animales, la importancia de la libertad y cómo aventurarse más allá de lo que conocemos.

Y así, Fabiola y Nutty vivieron muchas aventuras juntas, siempre dispuestas a aprender y explorar, recordando siempre que el verdadero hogar está en el corazón.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!