Facu, el ratoncito valiente y su mamá en Ratonia
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Ratonia, un ratoncito llamado Facu. A diferencia de los demás ratones de su edad, a Facu le daba mucho miedo ir solo al supermercado.
Siempre que sus padres le pedían que fuera a comprar queso o pan, él se escondía debajo de la cama y no salía por nada del mundo. Un día, la mamá de Facu, cansada de ver a su hijo tan asustado, decidió hablar seriamente con él.
"Facu, entiendo que te dé miedo ir al supermercado solo, pero debes enfrentar tus temores. Te prometo que estaré contigo en todo momento", dijo con ternura. Facu miró a su mamá con ojos llenos de dudas y nerviosismo.
"¿De verdad vas a venir conmigo?" preguntó el pequeño ratón. "¡Por supuesto! Juntos podemos lograrlo", respondió su mamá con una sonrisa tranquilizadora. Así fue como al día siguiente, Facu y su mamá se dirigieron juntos al supermercado.
Al principio, el ratoncito temblaba cada vez que veía a otro animal pasar cerca de él. Pero poco a poco fue tomando confianza al lado de su madre.
Comenzaron a recorrer los pasillos del supermercado mientras ella le explicaba para qué servían cada uno de los productos y cómo elegir lo mejor para la familia. "Mira Facu, este es tu queso favorito", señaló su mamá mostrándole un paquete especial.
El pequeño ratón sintió una emoción indescriptible al encontrar lo que tanto le gustaba. "¡Gracias mamá! Eres la mejor", exclamó abrazándola tiernamente. De repente, en uno de los pasillos vieron a un gato negro merodeando cerca de ellos. Facu sintió un escalofrío recorriendo su espalda y quiso salir corriendo.
Pero antes de poder moverse siquiera un paso, su mamá lo tomó firmemente de la mano y lo miró fijamente. "Tranquilo Facu. Recuerda que juntos podemos enfrentar cualquier obstáculo", le recordó con voz serena.
Con valentía y determinación, Facu decidió confiar en sí mismo y en el apoyo incondicional de su madre. Continuaron haciendo las compras sin más contratiempos hasta llegar finalmente a la caja para pagar.
Al regresar a casa cargados con bolsas llenas de provisiones, Facu abrazó fuertemente a su mamá. "Gracias por ayudarme a vencer mis miedos hoy", expresó emocionado el pequeño ratón. Su madre lo miró con orgullo y cariño. "Siempre estaré aquí para apoyarte en todo momento querido. Juntos somos imparables".
Desde ese día en adelante, Facu aprendió que aunque tener miedo era normal, nunca debía permitirle controlar sus acciones ni limitar sus sueños.
Con amor, paciencia y valentía pudo superar cualquier desafío que se presentara en el camino gracias al apoyo incondicional e inquebrantable amor maternal. Y así vivieron felices por siempre después, sabiendo que juntos podían lograrlo todo.
FIN.