Facu y la Escuela de Verano



Había una vez un nene llamado Facu que vivía en un pequeño pueblo. Como todos sus amigos, esperaba ansioso las vacaciones de verano. Sin embargo, un día su mamá le dijo:

"Facu, este año te inscribí en la escuela de verano. ¡Es una oportunidad para aprender cosas nuevas y divertirte!"

Facu se quedó sorprendido.

"¿Escuela en verano? Pero mamá, no quiero ir a la escuela cuando debería estar jugando en la playa."

"Lo sé, cariño, pero en esta escuela de verano no solo aprenderás, sino que también podrás hacer nuevos amigos y participar en actividades muy divertidas. ¡Dame una oportunidad!"

Después de mucha charla y convenciéndose, Facu decidió ir a la escuela de verano. Al llegar, se encontró con un edificio colorido y un montón de niños, todos sonriendo y riendo. La maestra, la Señorita Carla, lo recibió con los brazos abiertos.

"¡Bienvenido, Facu! Aquí todos somos amigos y aprenderemos juntos. ¿Estás listo para la aventura?"

Facu observó a su alrededor. Había un taller de pintura, una sección de ciencias y hasta un jardín donde los chicos cultivaban verduras. ¡Era diferente a lo que él pensaba!

En su primer día, Facu se unió a un grupo de chicos. Pronto se dio cuenta de que todos compartían lo mismo: la emoción por aprender y divertirse. Un niño llamado Tomás se convirtió en su amigo rápidamente.

"¿Te gusta la ciencia? A mí me encantan los experimentos."

Facu sonrió.

"Nunca he hecho un experimento, pero me gustaría intentarlo."

Los días pasaron volando, Facu descubrió que disfrutaba pintando y creando. Un día, la Señorita Carla anunció:

"Chicos, en una semana tendremos una muestra de talentos. ¡Quiero que cada uno de ustedes presente algo especial!"

Facu sintió un nudo en el estómago. No sabía qué hacer para la muestra. Tomás le sugirió:

"Podrías hacer una pintura sobre nuestra amistad. ¡Eso sería genial!"

Facu se entusiasmó e inmediatamente comenzó a trabajar en su pintura. Sin embargo, también se sentía muy nervioso por tener que presentarla frente a todos. Esa noche decidió hablar con su mamá:

"Mamá, tengo que mostrar algo en la escuela de verano, pero tengo miedo de hacerlo mal."

"Recuerda, Facu, lo importante es participar y disfrutar del momento. Todos están ahí para apoyarte. ¡Sé valiente!"

El día de la muestra llegó. Facu estaba nervioso, pero decidió que haría lo mejor posible. Cuando llegó su turno, se acercó al escenario con su pintura en mano. Miró a sus amigos y la cálida sonrisa de la Señorita Carla le dio fuerza.

"Hoy quiero mostrarles lo que significa la amistad para mí. Esta pintura representa a todos mis nuevos amigos y lo que hemos compartido juntos."

Mientras Facu hablaba, comenzó a sentir que la ansiedad se iba. La pintura era colorida y llena de vida y, conforme explicaba cada detalle, la gente lo escuchaba con atención.

Al finalizar, recibió un fuerte aplauso y una sonrisa de orgullo de su maestra. Eso lo hizo sentir increíble. Después de la muestra, Tomás se acercó:

"¡Lo hiciste genial, Facu! Estoy muy orgulloso de ti."

Facu sonrió de oreja a oreja, comprendiendo que había enfrentado su miedo y había logrado algo que nunca imaginó hacer.

Los días siguieron y Facu aprendió sobre la importancia de la amistad, la valentía y el esfuerzo. Al final de la escuela de verano, se despidió de todos con lágrimas en los ojos, prometiendo que volverían a jugar juntos.

"No llores, Facu. Siempre seremos amigos, aunque no estemos en la misma escuela. ¡Y prometo que haremos muchas más aventuras juntos!"

Facu regresó a casa lleno de nuevos recuerdos, habilidades y un corazón feliz por la amistad.

"¡Mamá, gracias por inscribirme en la escuela de verano! Aprendí tanto y me divertí muchísimo."

"Me alegra escuchar eso, Facu. La vida está llena de oportunidades. Nunca dejes de explorar y aprender."

Y así fue como Facu descubrió que a veces, lo inesperado puede traer grandes alegrías y enseñanzas. Cada verano sería una nueva oportunidad para aprender y disfrutar.

Fin.

FIN.

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