Facundo y el rescate del pueblo futuro



Había una vez en el lejano pueblo de San Telmo, un niño llamado Facundo que soñaba con ser valiente como su héroe favorito: Zorro.

Todos los días se ponía una capa roja y corría por las calles emulando las hazañas del famoso espadachín. Un día, mientras jugaba en el parque, algo increíble sucedió.

De entre los arbustos apareció Zorro montando a caballo y le dijo a Facundo:- ¡Hola, joven aventurero! Necesito tu ayuda para salvar a nuestro pueblo de una gran amenaza. Facundo no podía creer lo que veían sus ojos. Sin dudarlo un segundo, subió al caballo detrás de Zorro y juntos emprendieron un viaje hacia el futuro.

Al llegar al año 3021, se encontraron con un mundo muy distinto al que conocían. Las calles estaban desiertas, las casas abandonadas y todo parecía estar cubierto por una extraña neblina gris. - ¿Qué ha pasado aquí? -preguntó Facundo con voz temblorosa.

Zorro explicó que un malvado científico había creado una máquina que absorbía la energía positiva de las personas, sumiendo al mundo en la tristeza y la desesperación. - Debemos detenerlo antes de que sea demasiado tarde -dijo Zorro con determinación.

Facundo asintió con valentía y juntos se dirigieron hacia el laboratorio del científico. Enfrentaron peligrosos obstáculos y resolvieron ingeniosos acertijos hasta llegar a la sala donde se encontraba la temida máquina. Con astucia y coraje, Zorro y Facundo lograron desactivarla justo a tiempo.

La energía positiva comenzó a fluir nuevamente por las calles, devolviendo la alegría a todos los habitantes del futuro. - ¡Lo logramos! -exclamó Facundo emocionado.

Zorro sonrió orgulloso y le dijo:- Gracias a tu valentía y noble corazón, pudimos salvar a todos. Eres un verdadero héroe, querido Facundo. De regreso en San Telmo, Facundo contó su increíble aventura a todos sus amigos, inspirándolos a ser valientes y solidarios como él lo había sido junto al intrépido Zorro.

Desde ese día en adelante, Facundo supo que no era necesario tener superpoderes para hacer grandes cosas; solo hacía falta coraje e bondad para marcar la diferencia en el mundo.

FIN.

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