Faustina y sus amigos de la Granja de Zenón
Había una vez una niña llamada Faustina que vivía en una linda casita en el campo, justo al lado de la Granja de Zenón.
Faustina adoraba jugar con los animales de la granja, así que un día decidió ir a visitar a sus amigos. Al llegar, la recibió Bartolito, el simpático gallo que siempre estaba cantando alegremente. -¡Hola Faustina! ¿Quieres venir a jugar con nosotros? -le dijo Bartolito con entusiasmo. -¡Sí, por supuesto! -respondió Faustina emocionada.
Así que juntos se dirigieron al corral donde estaban la vaca Lola, el caballo Percherón, la oveja Pepe y el cerdito Toribio. Faustina pasó horas jugando con cada uno de ellos, corriendo, saltando y riendo sin parar.
De pronto, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano. Todos se pusieron nerviosos, excepto Zenón, el granjero, que decidió acompañarlos a investigar. Al llegar al bosque, se encontraron con un perrito perdido que temblaba de miedo.
Faustina lo tomó en brazos y le dio cariño, y el perrito respondió moviendo la cola y lamiéndole la cara. Zenón decidió llevarlo a la granja para brindarle cuidado y protección.
Desde ese día, el perrito, al que llamaron Firulais, se convirtió en el nuevo amigo de Faustina y los demás animales. Aprendieron a cuidarlo, jugar con él y a quererlo mucho. Faustina descubrió que la granja era un lugar donde siempre había mucho amor y diversión.
Con sus amigos, aprendió la importancia de cuidar a los animales y compartir con quienes más lo necesitan. Desde entonces, cada día en la granja se llenó de aventuras, amor, y risas.
Y Faustina siempre tuvo una sonrisa en su rostro sabiendo que en la granja de Zenón, la amistad y el cariño durarían para siempre.
FIN.