Federica y la maravilla de la naturaleza


Había una vez una niña llamada Federica que vivía en un hermoso campo junto a sus padres. Cada día, Federica exploraba los alrededores de su casa y descubría algo nuevo.

Le encantaba la naturaleza y siempre estaba ansiosa por aprender más. Un día, mientras caminaba cerca del río, Federica encontró un nido vacío en el suelo. Se preguntó qué había pasado con los pajaritos que solían vivir allí.

Decidió llevar el nido a casa para estudiarlo y encontrar respuestas. Cuando llegó a casa, mostró el nido a sus padres quienes estaban emocionados por su curiosidad. Su papá le explicó que los pájaros construyen sus nidos en los árboles para proteger a sus crías.

Mamá agregó que tal vez los pajaritos ya habían crecido lo suficiente y volado hacia otros lugares. Federica decidió investigar más sobre las aves y su comportamiento.

Pasaba horas leyendo libros sobre aves e incluso se hizo amiga de un ornitólogo local que le enseñaba cosas interesantes sobre ellas. Una tarde soleada, mientras jugaba cerca del granero, notó algo extraño en la puerta trasera. Había un pequeño agujero donde entraban rayos de luz y sonidos misteriosos salían de él.

Con valentía, decidió acercarse para ver qué había dentro. Cuando se asomó cuidadosamente por el agujero, quedó sorprendida al descubrir una familia de ratones viviendo allí adentro. Eran ratoncitos grises con grandes ojos brillantes.

Federica estaba fascinada y decidió observarlos en secreto para no asustarlos. Día tras día, Federica espiaba a los ratones mientras jugaban y buscaban comida. Notó cómo cuidaban de sus crías y se protegían unos a otros.

Se dio cuenta de que, aunque eran pequeños, tenían una gran fuerza y determinación. Un día, mientras observaba a los ratones, un gato callejero apareció repentinamente. Los ratoncitos corrieron asustados en todas direcciones, pero el gato estaba decidido a atraparlos.

Federica no pudo quedarse quieta y ver cómo les hacían daño. Corrió hacia el gato gritando: "¡Déjalos en paz!". El gato se sorprendió por su valentía y se alejó rápidamente.

Los ratones agradecidos miraron a Federica con gratitud en sus ojos brillantes. Desde ese día, los ratones confiaron en Federica y la visitaban regularmente en su casa. Jugaban juntos y ella les daba comida para que estuvieran felices y saludables.

Federica aprendió muchas lecciones importantes durante su tiempo viviendo en el campo. Aprendió sobre la importancia de proteger la naturaleza y respetar a todos los seres vivos, grandes o pequeños. También aprendió que nunca es demasiado joven para hacer una diferencia positiva en el mundo.

Y así fue como Federica descubrió cosas maravillosas viviendo en el campo junto a sus padres. Su curiosidad la llevó a aprender sobre las aves y salvar a una familia de ratones indefensos.

Desde aquel momento, siempre estuvo lista para descubrir nuevas aventuras y hacer del mundo un lugar mejor.

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