Federico y el Fantasma Tenebroso


Había una vez, en una cabaña en medio del bosque, un gallo negro llamado Federico. Era el más valiente y curioso de todos los animales del lugar.

Un día, llegó a la cabaña un fantasma malo que se llamaba Tenebroso. Su misión era asustar a todos los habitantes de la cabaña. Desde que Tenebroso llegó, la paz desapareció de la cabaña. Por las noches, hacía ruidos extraños y movía cosas para asustar a todos.

Los animales vivían atemorizados y no podían descansar bien. Federico, el gallo negro nuevo en la cabaña, no sabía qué hacer para enfrentar al fantasma malo.

Pero su instinto le decía que debía encontrar una solución para devolverle la tranquilidad a sus amigos. Un día, Federico decidió hablar con los demás animales sobre cómo enfrentar a Tenebroso. Se reunieron en secreto bajo el manzano del jardín y comenzaron a pensar estrategias.

"¿Y si nos juntamos todos y lo enfrentamos juntos?"- sugirió Federico. "¡No! ¡Eso es muy peligroso!"- exclamó Gallina Blanca con miedo. "Tal vez tengamos que buscar algo que le dé mucho miedo a él también"- dijo Conejo Saltarín.

"¡Es cierto! Debemos descubrir cuál es su mayor temor"- agregó Ovejita Dulce. Entonces comenzaron una investigación para descubrir qué asustaría al fantasma malo. Preguntaron por todo el bosque hasta que encontraron a un búho sabio que les dio la respuesta.

"El mayor miedo de Tenebroso es la luz del sol. Los fantasmas no soportan la luz"- reveló el búho sabio. Con esta información, Federico y sus amigos comenzaron a idear un plan.

Decidieron construir una trampa para atrapar al fantasma malo justo cuando amaneciera y el sol brillara más fuerte. La noche en la cabaña fue muy tensa mientras preparaban todo para el siguiente día.

Colocaron espejos por todos lados para reflejar la luz del sol, pusieron música alegre y encendieron todas las luces de la casa. Cuando llegó el amanecer, Tenebroso apareció como siempre, dispuesto a asustar a los animales. Pero se llevó una gran sorpresa al encontrarse con tanta luz y alegría en lugar de oscuridad y miedo.

"¡Nooooo! ¿Qué está pasando?"- gritó Tenebroso desconcertado. "¡Te atrapamos, Tenebroso!"- exclamó Federico valientemente. "¡No puedo soportar tanta luz! ¡Déjenme ir!"- suplicó el fantasma malo.

Federico y sus amigos liberaron a Tenebroso, pero le advirtieron que si volvía a asustarlos, volverían a usar su estrategia contra él. Desde ese día, Tenebroso nunca más volvió a molestarlos. La cabaña recuperó su paz y tranquilidad gracias al coraje y astucia de Federico.

Todos los animales aprendieron que juntos pueden enfrentar cualquier problema y que no hay nada más poderoso que la amistad y la valentía. Y así, Federico se convirtió en el héroe de la cabaña y todos lo admiraron por su ingenio y coraje.

Desde entonces, vivieron felices y sin miedo a los fantasmas malos.

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