Felicitas, la perra aventurera


Felicitas era una pequeña perra chihuahua muy traviesa y curiosa que vivía junto a su dueña Gisela en una acogedora casa en la ciudad. Un día, mientras paseaban por el parque, Felicitas se separó de Gisela y, asustada, corrió sin rumbo por las bulliciosas calles de la gran ciudad. Pronto se vio inmersa en un mundo desconocido, lleno de peligros y emocionantes aventuras.

Después de un tiempo perdida, Felicitas conoció a otros animales callejeros que la ayudaron y le enseñaron a buscar comida y refugio. A pesar de extrañar a Gisela, la valiente perrita aprendió a desenvolverse en la ciudad, siempre con la esperanza de volver a reunirse con su amada dueña.

Mientras tanto, Gisela, desconsolada por la desaparición de Felicitas, buscaba incansablemente a su querida mascota. Distribuyó carteles con la foto de Felicitas, recorrió refugios de animales y no perdió la fe en encontrar a su amiga de cuatro patas.

Finalmente, un día, los caminos de Felicitas y Gisela se cruzaron de nuevo. La perrita, llena de cicatrices de sus aventuras, corrió emocionada hacia Gisela, quien la abrazó con alegría y alivio. Felicitas, por su parte, le contó a Gisela sobre todas las experiencias que había vivido y cómo había aprendido a valerse por sí misma en la ciudad. A partir de ese día, Gisela y Felicitas se volvieron inseparables, compartiendo sus vidas con amor y cuidándose mutuamente.

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