Felipe y su Gran Aventura sin Miedo a la Oscuridad


Felipe era un niño muy especial. Desde pequeño, tenía varias manías que lo hacían único. Siempre llevaba consigo su juguete favorito, un osito de peluche llamado Coco, a todas partes.

Detestaba pisar las líneas de los pasos de peatones y siempre daba saltitos para evitarlas. Pero lo que más llamaba la atención sobre Felipe era su miedo terrible a la oscuridad. Cuando llegaba la noche, se ponía muy nervioso y no quería ni siquiera apagar la luz para dormir.

Sus padres intentaban consolarlo, pero nada parecía funcionar. Una noche, mientras Felipe estaba en su habitación jugando con Coco, escuchó un ruido extraño proveniente del armario. -¿Quién está ahí? -preguntó, temeroso.

Para su sorpresa, una voz suave y amigable respondió: -Soy Lila, la hada de la luz. Felipe se acercó al armario y allí, brillando con una suave luz, vio a Lila, una hadita diminuta con alas resplandecientes. -¿Cómo has llegado aquí? -preguntó Felipe, maravillado.

Lila le explicó que había escuchado sobre el miedo de Felipe a la oscuridad y había decidido ayudarlo. -Tengo un regalo especial para ti -dijo Lila, sacando un pequeño frasco de su bolsillo. -Estas son las estrellas mágicas.

Solo tienes que esparcirlas por tu habitación antes de dormir y nunca más sentirás miedo a la oscuridad. Felipe siguió las instrucciones de Lila esa noche y, para su asombro, descubrió que las estrellas mágicas llenaban su habitación con una luz suave y reconfortante.

Por primera vez, pudo dormir tranquilo, sin temor a la oscuridad. A partir de ese día, Felipe ya no tenía miedo. Con la ayuda de Lila y sus estrellas mágicas, aprendió que la luz siempre está presente, incluso en los momentos más oscuros.

Y, poco a poco, superó sus otras manías, sintiéndose cada vez más valiente y seguro de sí mismo.

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