Félix y la ardilla rescatada



Había una vez un perro Buldog atigrado llamado Félix que vivía en el campo con su dueño, Hilario. Félix era un perro muy desobediente y siempre se metía en problemas.

Un día soleado, mientras Hilario trabajaba en el jardín, Félix decidió explorar más allá de los límites de la casa. Corrió tan rápido como pudo y se adentró en el bosque cercano. Mientras caminaba entre los árboles, escuchó un ruido extraño.

"-¿Qué será eso?", pensó Félix curioso. Siguiendo el sonido, llegó a un claro donde encontró a una pequeña ardilla atrapada en una rama alta. La ardilla estaba asustada y no podía bajar.

Félix se acercó lentamente y le dijo: "-Hola amiguita, ¿necesitas ayuda?"La ardilla miró a Félix con temor pero asintió con la cabeza. "-Sí, por favor", respondió ella. Félix sabía que debería regresar a casa con Hilario, pero no pudo resistirse a ayudar a la ardillita necesitada.

Buscó algo para alcanzarla y finalmente encontró una larga vara que había caído de un árbol. Con cuidado y paciencia, Félix logró liberar a la ardilla de su aprieto. La pequeña criatura saltó hacia él emocionada y le dio las gracias.

"-¡Muchas gracias! ¡Eres un héroe!", exclamó la ardillita felizmente. Félix sonrió orgulloso pero luego recordó que debía regresar a casa antes de que Hilario se preocupara. Se despidió de la ardilla y corrió de vuelta a toda velocidad.

Cuando llegó a casa, Hilario lo esperaba en la puerta con una expresión preocupada en su rostro. "-¡Félix! ¡Dónde has estado? Me tenías asustado!", exclamó Hilario. Félix bajó la cabeza avergonzado y se acercó lentamente a su dueño.

"-Lo siento mucho, Hilario. Me perdí en el bosque y encontré una ardilla atrapada en un árbol. No pude dejarla allí sola", explicó Félix con tristeza. Hilario miró a Félix con ternura y entendimiento.

"-Lo entiendo, Félix, pero debes aprender a obedecer y no salir sin permiso. Podrías haberte lastimado o perdido para siempre", le dijo seriamente. Félix asintió con tristeza y prometió ser más obediente en el futuro.

A partir de ese día, aprendió que era importante escuchar a su dueño y seguir las reglas para mantenerse seguro. Con el tiempo, Félix demostró que podía cambiar su actitud desobediente por una más responsable.

Ayudaba a Hilario en el jardín, jugaba dentro de los límites del campo y nunca volvió a meterse en problemas como antes. La historia de Félix enseña a los niños la importancia de ser obedientes y responsables.

También muestra cómo las acciones positivas pueden tener un impacto positivo en los demás, incluso si eso significa sacrificarse un poco por ellos. Y así, Félix vivió felizmente junto a Hilario en el campo, disfrutando de largos paseos y aventuras controladas.

FIN.

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