Fernanda y el poder de la higiene


Fernanda era una niña muy inteligente para su edad, siempre sacaba las mejores notas en la escuela y se esforzaba por aprender cosas nuevas cada día. Pero había algo que la preocupaba mucho: el miedo a enfermarse.

Por eso, cuando un compañero de clase estornudó cerca de ella, Fernanda se asustó mucho y decidió alejarse para evitar contagiarse.

Los demás niños no entendían por qué se comportaba así, pero Fernanda estaba convencida de que cualquier contacto con gérmenes podría hacerla enfermar gravemente. Un día, mientras jugaban en el recreo, Fernanda vio a un grupo de niños corriendo y divirtiéndose juntos. Quiso unirse a ellos pero al acercarse notó que uno de los niños tenía tos y moqueo.

Inmediatamente se detuvo y retrocedió unos pasos. - ¿Qué te pasa Fernanda? - preguntó uno de los niños. - Tengo miedo de enfermarme - respondió ella con voz temblorosa.

Los otros niños no supieron qué decirle, así que continuaron jugando sin prestarle mucha atención. Fernanda se sintió triste e incomprendida, como si nadie pudiera entender lo que ella estaba pasando.

Pero ese mismo día ocurrió algo inesperado: uno de los maestros organizó una charla sobre higiene personal y prevención de enfermedades. Hablaron sobre la importancia del lavado frecuente de manos y cómo cubrirse la boca al toser o estornudar para evitar contagios.

Fernanda prestó mucha atención a todo lo que decía el maestro y comenzó a comprender que no tenía que tener tanto miedo si tomaba medidas preventivas. Decidió poner en práctica lo que había aprendido y comenzó a lavarse las manos con más frecuencia y a cubrirse la boca al toser o estornudar.

Con el tiempo, Fernanda se sintió más segura y confiada. Ya no tenía tanto miedo de enfermarse porque sabía que estaba haciendo todo lo posible para evitarlo.

Además, se dio cuenta de que sus amigos seguían queriéndola igual aunque tuviera un poco de miedo a veces. Desde entonces, Fernanda disfrutó mucho más su vida en la escuela y dejó atrás ese temor que la había atormentado durante tanto tiempo.

Aprendió que no hay nada malo en cuidarse a uno mismo, pero tampoco hay que dejar de disfrutar las cosas buenas por miedo a enfermarse.

Dirección del Cuentito copiada!