Fernando y su Viaje al Espacio
Había una vez un niño llamado Fernando, que vivía en un pequeño pueblo. Todos los días después de la escuela, se subía a la azotea de su casa con su telescopio, un regalo de su abuelo. Desde allí, miraba el cielo azul y soñaba con las estrellas. Un día, mientras observaba, se preguntó:
"¿Qué se sentirá estar en el espacio, viajando entre los planetas?"
Fernando decidió que quería saberlo. Así que, con su cuaderno y un lápiz, empezó a dibujar un plano de una nave espacial. Sin embargo, sabía que necesitaría más que un dibujo para hacer su sueño realidad.
Un fin de semana, Fernando fue a la biblioteca del pueblo y encontró un libro sobre astronomía. Al abrirlo, sus ojos brillaron al ver imágenes de planetas, asteroides y galaxias.
"¡Guau!" - exclamó Fernando "¡Hay tanto por aprender!"
Con el libro bajo el brazo, se dirigió a la casa de su mejor amigo, Lucas, y le dijo:
"¡Lucas! Tengo una idea increíble. ¡Vamos a construir una nave espacial!"
"¿Una nave espacial?" - respondió Lucas, emocionado "¡Sí! Pero, ¿cómo la hacemos?"
Fernando pensó un momento y dijo:
"Podemos usar pedazos de cartón, botellas recicladas y luces de colores. Tienes algunas en casa, ¿verdad?"
Ambos chicos comenzaron a recolectar materiales y en poco tiempo, su nave espacial tomó forma. Mientras tanto, Fernando le explicaba a Lucas lo que había aprendido del libro sobre las estrellas y los planetas.
"¿Sabías que Júpiter es el planeta más grande de nuestro sistema solar?" - dijo Fernando mientras pintaba una botella de color marrón para simular el planeta.
"¡No lo sabía!" - respondió Lucas "¿Y Saturno?"
"¡Es el que tiene anillos!" - contestó Fernando entusiasmado. "Sigue así, ¡y en nuestra nave espacial lo vamos a incluir!"
Tras varios días de trabajo, finalmente terminaron su nave. Tenía un aspecto divertido y magnífico.
"¡Listo! ¡Estamos listos para despegar!" - exclamó Fernando, haciendo un gesto como si estuviese en una cabina de piloto.
"¡Despegamos en tres, dos, uno!" - gritó Lucas mientras ambos hacían ruidos de motores.
De repente, un fuerte viento sopló y, en un giro inesperado, un rayo de luz los envolvió. Fernando y Lucas cerraron los ojos, y cuando los abrieron, se encontraron frente a un gigantesco planeta azul. Era Neptuno.
"Fernando, ¡mira! ¡Estamos en el espacio!" - dijo Lucas asombrado.
Fernando sonrió y dijo:
"¡Esto es increíble! Vamos a explorar los planetas. ¡Sujétense fuerte!"
Empezaron a maniobrar su nave hacia Neptuno. Allí, aprendieron sobre sus fuertes vientos y temperaturas gélidas. Mientras volaban, los planetas pasaban rápidamente y Fernando señalaba a cada uno.
"¡Ahí está Saturno con sus anillos! y allí, ¡Marte!" - decía emocionado.
Pero, de repente, la nave comenzó a hacer ruidos extraños.
"¿Qué está pasando?" - preguntó Lucas, asustado.
"Parece que necesitamos más combustible. No podemos quedarnos aquí. ¡Debemos volver!" - respondió Fernando, con un tono decidido.
Fernando recordó algo importante del libro:
"¡Debemos hacer un plan! Si mantenemos la navegación hacia el lugar donde nos encontramos, podremos regresar a casa."
Ambos chicos se concentraron, ajustando el volante y siguiendo las estrellas para encontrar el camino de vuelta. Después de lo que pareció una eternidad, vieron una luz familiar. Era su casa.
"¡Ahí está! ¡Nos estamos acercando!" - gritó Fernando, lleno de emoción.
Finalmente, lograron aterrizar en la azotea de la casa de Fernando, justo cuando el sol comenzaba a ponerse.
"No puedo creer que lo hicimos, Fernando. ¡Viajamos al espacio!" - dijo Lucas, todavía atónito.
"Y aprendimos mucho en el camino. Necesitamos seguir explorando, pero quizás el próximo viaje a la Luna. ¡Imagina eso!" - contestó Fernando, con una sonrisa brillante.
Ambos se sentaron en la azotea, viendo cómo las primeras estrellas aparecían en el cielo. Fernando pensó en cómo había dado un gran paso hacia su sueño.
"Hoy fue solo una aventura, pero con esfuerzo y trabajo en equipo, ¡podemos ir aún más lejos!" - reflexionó Fernando mientras miraba las estrellas.
Y así, comenzó la aventura de muchos viajes imaginarios entre amigos, aprendiendo a soñar en grande.
FIN.