Fiesta en la Isla Melódica
En una isla tropical de Hawai, vivían las notas musicales, cada una con su propio ritmo y melodía.
Había la nota Do, siempre alegre y enérgica; Re, un poco más tranquila pero muy melodiosa; Mi, dulce y armoniosa; Fa, un tanto traviesa pero divertida; Sol, radiante y brillante; La, elegante y solemne; y Si, misteriosa y profunda. Un día, las notas musicales decidieron organizar una gran fiesta en la playa para celebrar el inicio del verano.
Estaban emocionadas por pasar tiempo juntas fuera del pentagrama y disfrutar del sol, la arena y el mar.
Prepararon todo con entusiasmo: decoraron con guirnaldas de flores tropicales, colocaron luces brillantes para cuando cayera la noche e incluso tenían listo un escenario improvisado para que cada nota pudiera mostrar su talento musical. La fiesta comenzó al atardecer con la nota Sol tocando una canción alegre en su ukulele mientras todos bailaban en la arena.
Las olas acompañaban el ritmo con su vaivén rítmico y los pájaros cantaban a coro en los árboles cercanos. Era una verdadera celebración llena de alegría y armonía. -¡Qué linda fiesta estamos teniendo! -exclamó la nota Do emocionada.
-¡Sí! ¡Es genial poder relajarnos juntas fuera del compás! -respondió Re mientras seguía bailando al ritmo de la música. Pero justo cuando estaban disfrutando al máximo, un fuerte viento empezó a soplar desde el mar. Las olas se agitaron violentamente y las palmeras se sacudieron peligrosamente.
Las notas musicales se miraron preocupadas sin saber qué hacer. -¡Oh no! ¡Nuestra fiesta está en peligro! -gritó Fa angustiada. -¡Tranquilas amigas! ¡Debemos trabajar juntas para superar este desafío! -dijo La con determinación.
Entonces todas las notas musicales se unieron en armonía e improvisaron una melodía poderosa que calmó al viento y apaciguó las olas. Poco a poco todo volvió a la normalidad y la fiesta pudo continuar como si nada hubiera pasado.
Al final de la noche, bajo un cielo estrellado iluminado por la luna llena, las notas musicales se abrazaron emocionadas por haber superado juntas aquel obstáculo inesperado.
Comprendieron que trabajando en equipo podían lograr cualquier cosa y que su amistad era más fuerte que cualquier adversidad. -Y pensar que casi arruina nuestra hermosa fiesta... ¡Gracias por estar siempre allí unas para otras! -dijo Mi emocionada. -Sin duda alguna somos más fuertes juntas que separadas.
¡Que viva nuestra música en armonía! -exclamó Si con orgullo. Y así terminó aquella inolvidable fiesta en Hawai donde las notas musicales aprendieron una valiosa lección: que cuando trabajamos unidos podemos superar cualquier desafío que se presente en nuestro camino.
FIN.