Figuras en Amistad
En un país lejano llamado Príncipe, vivían dos formas geométricas muy peculiares: El Rombo y El Rectángulo. A pesar de ser diferentes en su forma y tamaño, eran los mejores amigos y compartían grandes aventuras juntos.
Un día, mientras paseaban por el bosque encantado de Príncipe, se encontraron con una hada mágica que les dijo:- ¡Hola queridos amigos! He escuchado que son inseparables y que siempre están dispuestos a ayudarse mutuamente. Por eso quiero darles un regalo especial.
El Rombo y el Rectángulo se miraron sorprendidos, sin saber qué esperar.
El hada agitó su varita mágica y en un abrir y cerrar de ojos, intercambiaron sus formas: El Rombo se convirtió en un Rectángulo y el Rectángulo en un Rombo. Al principio se sintieron confundidos e incómodos con sus nuevas formas, pero pronto descubrieron que seguían siendo los mismos grandes amigos de siempre. - ¡Wow! Esto es increíble -exclamó El Rombo convertido en Rectángulo-.
Ahora puedo ver las cosas desde otro ángulo. - Sí, es cierto -respondió El Rectángulo convertido en Rombo-. Y yo puedo experimentar cómo es tener lados iguales.
Decidieron aprovechar al máximo esta nueva experiencia y explorar juntos el bosque encantado con sus nuevas formas. Descubrieron cuevas secretas, cascadas mágicas y animales fantásticos que nunca habían visto antes. Pero la verdadera lección llegó cuando se encontraron con una familia de círculos que estaban atrapados en un laberinto de triángulos.
- ¿Cómo podemos ayudarlos? -preguntó El Rectángulo convertido en Rombo. - Necesitamos formar figuras geométricas para abrirnos camino -explicó uno de los círculos-. Pero no sabemos cómo hacerlo.
El Rombo convertido en Rectángulo recordó una técnica especial para salir del laberinto utilizando sus nuevos conocimientos como rectángulo. Trabajando juntos, lograron crear las figuras necesarias para guiar a la familia de círculos hacia la salida del laberinto.
Los círculos agradecieron emocionados la ayuda de sus nuevos amigos:- ¡Gracias por salvarnos! Nunca olvidaremos lo que han hecho por nosotros. El Rombo y el Rectángulo se miraron felices entre sí, sintiéndose orgullosos de haber podido ayudar a otros gracias a su amistad inquebrantable.
Desde ese día, continuaron explorando juntos el bosque encantado de Príncipe, enfrentando desafíos y aprendiendo nuevas lecciones sobre trabajo en equipo, amistad y solidaridad. Y así fue como El Rombo y El Rectángulo demostraron que las diferencias no importan cuando hay amor y respeto entre amigos.
Juntos descubrieron que cada forma tiene su propia belleza única e importante contribución al mundo que les rodea.
FIN.