Filiberto y el Baño Mágico
Érase una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, un gatito llamado Filiberto. Filiberto era un gato muy curioso, de pelaje suave y brillante, que siempre se metía en mil travesuras. Su mayor aventura era explorar el parque cercano y jugar con sus amigos, los pajaritos y las mariposas.
Un día, mientras exploraba, Filiberto se encontró con un charco de agua cristalina. "¡Mirá qué divertido!"- pensó y se lanzó de cabeza. Pero cuando salió del agua, se dio cuenta de que sus patitas estaban llenas de barro. "¡Ay, voy a asustar a todos mis amigos!"- se preocupó.
Al regresar a casa, su mamá, Doña Minerva, lo miró con cara de preocupación. "¡Filiberto, ¿qué te pasó? ! Estás todo sucio, hijo mío."-
"Me caí en un charco, mamá. ¿Qué puedo hacer?"- le preguntó Filiberto, con sus ojitos grandes y asustados.
"Necesitás darte un buen baño. Con agua y jabón, tus patitas quedarán como nuevas,"- explicó Doña Minerva. Filiberto se mostró reacio. "¡Pero no me gusta el agua!"-
Doña Minerva sonrió y le dijo: "Oh, pero el agua puede ser mágica. Te hará sentir fresco y limpio. Además, si te ensucias, te puedes evitar contagiar a tus amigos de tu suciedad. ¡Imaginate esto!"-
Filiberto tomó una bocanada de aire y decidió intentarlo. Fue hasta el lavadero, donde su mamá preparó una pequeña bañera con agua tibia y un poquito de jabón que olía a limón.
"¡Vamos!"- le dijo Doña Minerva. "Solo será un ratito."-
Al sumergir sus patitas en el agua, Filiberto sintió una sensación extraña. "¡Oh! Es más lindo de lo que pensé."-
Mientras su mamá le frotaba suavemente las patitas con el jabón, Filiberto comenzó a reír. "¡Mirá cómo salen burbujas! ¡Soy un sonido de risas burbujeantes!"-
De pronto, algo mágico comenzó a suceder. De las burbujas salió un destello de luz que iluminó todo el cuarto. Los ojos de Filiberto se abrieron como platos. "¿Mamá, viste eso?"-
Doña Minerva asintió, maravillada. "Parece que el baño tiene un toque especial hoy..."- Y mientras el gatito seguía jugando con las burbujas, escucharon una pequeña voz.
"¡Hola! Soy Burbuja, el espíritu del agua!"- exclamó un pequeño ser brillante. Filiberto no podía creer lo que veía. "¿Tú eres un espíritu?"-
"Sí, y he venido a mostrarte lo maravilloso que es estar limpio. Cada vez que te lavas, transmitís alegría a tus amigos y a ti mismo,"- explicó Burbuja.
Filiberto y Doña Minerva miraron fascinados al pequeño espíritu. "¿Y cómo puedo seguir sintiéndome así?"- preguntó Filiberto.
"Simplemente recuerda que la higiene te protege de cosas malas y también te ayuda a jugar con más confianza,"- respondió Burbuja. "Cuando te cuides, podrías invitar a todos tus amigos a jugar aquí. ¡Imagina las risas!"-
Filiberto se llenó de alegría. "¡Sí, quiero que todos mis amigos estén limpios!"-
Burbuja sonrió. "¡Perfecto! Recuerda siempre lavarte las patitas después de jugar afuera. Ahora, ¡a disfrutar de tu frescura!"- Y con un destello, Burbuja desapareció, dejando una estela de brillantes burbujas.
Cuando Filiberto terminó su baño, sus patitas estaban limpias como nunca. Se miró en el espejo y se sintió orgulloso. "¡Mirá qué lindo quedé, mamá!"-
"¡Te ves espléndido, pequeño! ¡Vamos a jugar!"-la animó su mamá.
Desde ese día, Filiberto no solo se lavó las patitas siempre que terminar un juego, sino que también enseñó a sus amigos en el parque la importancia de estar limpios. "¡Es como ser parte de la magia!"- les decía mientras se reían y disfrutaban de la compañía en su mundo alegre.
Así, el pequeño gatito Filiberto descubrió que jugar es mucho más divertido cuando se está limpio y que a veces, lo que parece un simple baño, puede encontrar un mundo lleno de sorpresas.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.