Filippa, la niña curiosa



En una linda ciudad, Camila y Luciano esperaban ansiosos la llegada de su bebé.

Camila acariciaba su pancita y decía: -¡Estoy segura de que nuestra niña será muy curiosa y le encantará experimentar! - Luciano sonreía emocionado y agregaba: -Sí, será una niña libre, que descubrirá el mundo con mucha alegría y entusiasmo. La espera llegó a su fin y finalmente Filippa llegó al mundo.

Desde pequeña demostró un gran interés por todo lo que la rodeaba, siempre quería tocar, oler, mirar y escuchar todo lo que encontraba a su paso. Sus padres la observaban maravillados, y con cada descubrimiento que hacía, le animaban a seguir explorando.

Una tarde, mientras paseaban por el parque, Filippa vio un árbol muy alto y frondoso. Sin dudarlo, se acercó y comenzó a trepar. Camila y Luciano se asustaron al principio, pero luego vieron cómo su hija subía con cuidado, disfrutando de la aventura.

Desde ese día, Filippa no paraba de experimentar: cocinaba dulces inventando recetas, construía cabañas con sábanas y almohadas, y cuidaba con amor a las plantas del jardín. Su curiosidad y creatividad la convertían en una niña imparable.

Un día, mientras visitaban el zoológico, Filippa se detuvo frente a la jaula de los loros. Miró detenidamente a las coloridas aves y luego preguntó: -¿Por qué los loros pueden imitar los sonidos? ¿Cómo lo hacen? Sus padres sonrieron y le explicaron pacientemente, fomentando su sed de conocimiento.

Filippa asintió emocionada y decidió estudiar más sobre los loros. Así, con cada pregunta, su sed de conocimiento la llevaba a nuevos descubrimientos.

Filippa se convirtió en una niña que inspiraba a otros a ser curiosos, a no tener miedo de explorar y a siempre buscar respuestas. Camila y Luciano estaban orgullosos de su hija, quien demostraba que la curiosidad es el motor que impulsa a grandes aventuras. Y juntos, disfrutaban de cada instante lleno de asombro y aprendizaje junto a su pequeña exploradora.

FIN.

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