Filosofía en la arena


En una soleada mañana en la hermosa playa de Grecia, tres grandes filósofos se encontraban disfrutando del sol y el mar.

Sócrates, Platón y Aristóteles habían decidido tomarse un merecido descanso de sus interminables debates sobre la vida y la sabiduría, para simplemente relajarse y disfrutar del día. - ¡Qué día tan espléndido para estar en la playa! - exclamó Platón mientras se recostaba en su reposera. - Sin duda alguna, querido Platón.

Es importante también disfrutar de los placeres simples de la vida - respondió Sócrates con una sonrisa. Aristóteles, que estaba probando un coco por primera vez, hizo una mueca al probarlo y dijo:- ¡Vaya! Este coco tiene un sabor muy peculiar.

No sé si me gusta tanto como la filosofía. Los tres filósofos comenzaron a reírse ante la expresión de Aristóteles, quien seguía mirando el coco con curiosidad.

- Quizás el secreto está en saber cómo abrirlo correctamente - sugirió Sócrates mientras tomaba otro coco para intentarlo. Con habilidad filosófica, Socrates logró abrir el coco y compartió su contenido con sus amigos. Todos disfrutaron del fresco líquido dentro del fruto tropical y comenzaron a sentirse más relajados y felices.

- ¡Esto es maravilloso! - exclamó Platón entre sorbos de coco. - A veces olvidamos lo importante que es simplemente vivir el momento presente. De repente, una ola gigante se acercaba rápidamente hacia ellos.

Los tres filósofos se pusieron nerviosos e intentaron ponerse de pie para huir, pero era demasiado tarde. La ola los envolvió por completo y los arrastró mar adentro. Cuando lograron salir a flote nuevamente, estaban rodeados por delfines juguetones que los guiaban de regreso a la orilla.

Una vez en tierra firme, los filósofos se miraron entre sí con asombro y gratitud por haber sobrevivido a semejante aventura inesperada.

- Parece que incluso las olas nos enseñan lecciones importantes - reflexionó Aristoteles mientras sacudía la arena de sus túnicas mojadas. Los tres amigos rieron juntos ante la ironía de haber sido salvados por algo tan impredecible como una ola gigante en medio de su tranquila jornada playera.

Se prometieron seguir disfrutando de los pequeños momentos juntos y recordar siempre que hasta los grandes pensadores necesitan desconectar y dejarse llevar por las sorpresas que les ofrece la vida. Y así, entre risas y cocos compartidos, continuaron su día en armonía con el universo.

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