Flamencos en la tormenta


Había una vez en la hermosa laguna de los Flamencos, un grupo de pequeños flamencos llamados Fran, Florencia y Federico. Ellos vivían felices junto a sus padres, Flavia y Felipe, en su nido construido entre las altas cañas.

Un día, mientras jugaban cerca del agua, comenzó a llover muy fuerte. Los flamencos se asustaron y corrieron hacia su nido para resguardarse.

Pero el viento era tan fuerte que arrancó el nido de las cañas y lo lanzó lejos de la laguna. "¡Ayuda! ¡Nos estamos alejando!" - gritó Fran desesperado. Floria volaba tan rápido como podía siguiendo al nido que flotaba sobre el agua. Federico nadaba tras ella con todas sus fuerzas.

Pero la lluvia no paraba y cada vez estaban más lejos de la laguna. De repente, un grupo de aves migratorias pasaron volando cerca de ellos. Eran gansos que regresaban a casa después de su viaje anual.

"¡Hola! ¿Necesitan ayuda?" - preguntó uno de los gansos llamado Gastón. "¡Sí! ¡Por favor ayúdennos! Estamos perdidos sin nuestra laguna", respondió Floria angustiada. Gastón convocó al resto del grupo para ayudar a los flamencos.

Juntos formaron una larga cadena agarrándose por las alas y lograron rescatar el nido antes de que se hundiera completamente bajo el agua. "Sigan nuestro vuelo, nosotros les llevaremos hasta su hogar", dijo Gastón. Los flamencos, agradecidos por la ayuda, siguieron a los gansos en su viaje de regreso.

Volaron tan alto que pudieron ver el paisaje desde arriba, con sus ríos y montañas. Mientras volaban, Fran preguntó: "¿Por qué están migrando? ¿No extrañan su hogar?""No siempre estamos lejos de casa", explicó Gastón.

"Viajamos para buscar alimento y criar a nuestras crías en lugares seguros". Florencia asintió y dijo: "Es importante conocer nuevos lugares y adaptarnos a diferentes situaciones". Finalmente, después de un largo vuelo, llegaron nuevamente a la laguna de los Flamencos.

Los padres de Fran, Florencia y Federico estaban muy felices al verlos sanos y salvos. "¡Gracias por traernos de vuelta!", exclamaron los flamencos emocionados. Gastón sonrió y respondió: "Siempre es un placer ayudar a nuestros amigos".

Desde ese día, los flamencos aprendieron la importancia del trabajo en equipo, la solidaridad y la adaptabilidad frente a las dificultades. Y cada vez que veían pasar aves migratorias en el cielo recordaban aquel emocionante viaje que les enseñó grandes lecciones.

Y así vivieron felices junto a su familia en su nido reconstruido entre las cañas de la hermosa laguna de los Flamencos.

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