Florencia y su gata en el pueblo mágico



En un hermoso pueblo llamado Arcoíris, donde las casas tenían techos de colores y jardines llenos de flores, vivía una niñita alegre llamada Florencia. Tenía una gata muy especial llamada Miel, que era marrón y tenía ojos brillantes como el sol. Florencia y Miel eran inseparables y pasaban sus días explorando cada rincón mágico de su querido pueblo.

Un día, mientras jugaban en el parque, Florencia vio un letrero que decía: 'Gran Concurso de Creatividad: ¡ven y muestra tu talento!'. La cartelera estaba llena de dibujos y trabajos hechos por los habitantes del pueblo. Florencia se emocionó al pensar en participar, pero de inmediato se sintió un poco nerviosa.

"Miel, ¿tenés alguna idea de qué podríamos hacer?" - le preguntó, acariciando suavemente su suave pelaje.

"Miau, miau" - respondió Miel, haciéndole un gesto con la patita, como si le dijera que juntas podrían hacer algo genial.

Florencia siguió pensando. Decidió que sería una gran idea hacer un mural en el parque. Una representación de cómo era su lindo pueblo con sus casas de colores y su hermoso paisaje.

Cuando llegó el día del concurso, Florencia se despertó temprano. Estaba tan emocionada que no podía contener su energía. Con Miel a su lado, recogió todas las pinturas y pinceles que había preparados.

Pero al llegar al parque, se encontró con una sorpresa. ¡El lugar estaba lleno de dibujos hermosos y muchas personas ya habían entregado sus trabajos! Florencia sintió que su idea era pequeña comparada con las obras de arte de los demás.

"No puedo, Miel. Hay tantos talentosos. No tengo chances" - dijo Florencia, con un tono de decepción.

"Miau"  - le respondió Miel, moviendo la cola, como si le dijera que no se rindiera.

Recordando las palabras de su mamá, que siempre le decía que ser uno mismo es el mejor regalo, Florencia decidió que no importaba si ganaba o no, lo importante era disfrutar el proceso. Entonces se puso a pintar su mural, riendo y hablando con Miel mientras trabajaban.

Mientras pintaba, notó que otros niños se acercaban a ver lo que hacía y empezaron a preguntarle sobre su arte. Florencia les explicó con entusiasmo:

"Estoy creando un mural que representa nuestra magia. Las casas coloridas, los árboles, ¡todo lo que hace a nuestro pueblo especial!".

Los niños se entusiasmaron y comenzaron a unirse a ella, cada uno aportando su propio estilo al mural. Florencia se sintió feliz al ver que su idea había inspirado a muchos amigos a crear juntos.

Finalmente, llegó el momento de presentar los murales al jurado. Aunque Florencia sentía un poco de nervios, también estaba emocionada por todo lo que habían creado. Cuando el jurado pasó por su mural, el anciano que era parte de él dejó escapar una sonrisa y dijo:

"¡Esto es maravilloso! Captura la esencia de nuestro pueblo, el amor y la alegría de su gente".

Con el tiempo, el mural terminó siendo elegido como el mejor del concurso. Pero para Florencia, el verdadero premio había sido el tiempo compartido con sus amigos y Miel.

El jurado, al anunciar el premio, agregó:

"Florencia y sus amigos nos recuerdan que cuando trabajamos juntos y compartimos nuestras ideas, podemos crear magia en cualquier lugar".

"Gracias, esto fue increíble" - exclamó Florencia mientras abrazaba a su gata.

Desde ese día, el mural se convirtió en un símbolo del pueblo, mostrando la importancia de la amistad y la creatividad. Florencia y Miel siguieron explorando y creando, siempre recordando que lo más importante no era ganar, sino disfrutar el viaje y compartirlo con quienes amamos.

FIN.

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