Flores de Resiliencia



Había una vez una niña llamada Sali que vivía en un pequeño pueblo. Desde muy pequeña, su madre no la quería porque pensaba que era fea.

No le daba de comer adecuadamente y siempre la mantenía encerrada en su habitación. Un día, cuando Sali se encontraba sola en casa, decidió escapar de aquel lugar donde no se sentía amada. Tomó coraje y salió sin hacer ruido para que su madre no se diera cuenta.

Caminó por las calles del pueblo hasta llegar a la casa de su vecina, Doña Rosa. Doña Rosa era una mujer amable y cariñosa que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.

Al ver a Sali tan triste y desamparada, la invitó a entrar en su hogar con mucho amor. "-Hola Sali, ¿qué te trae por aquí? -preguntó Doña Rosa con ternura. "-No quiero volver a mi casa", respondió Sali con lágrimas en los ojos.

"Mi mamá no me quiere porque dice que soy fea". Doña Rosa abrazó a Sali y le aseguró: "-Sali, tú eres hermosa tal como eres. La belleza está en el corazón y tú tienes un corazón lleno de bondad".

La vecina decidió contarle algo importante sobre la mamá de Sali: "-Querida niña, tu madre ha ido con alguien oscuro y alto porque ella misma está llena de oscuridad por dentro. Pero eso no significa que tú seas igual".

Sali comenzó a comprender que el problema no estaba en ella, sino en cómo su madre veía el mundo. Decidió entonces que no dejaría que eso la detuviera y que buscaría una forma de ser feliz.

Doña Rosa, con su sabiduría, le dio un consejo valioso: "-Sali, la felicidad no depende de lo que los demás piensen de ti. Depende de cómo te sientes contigo misma. Tú eres capaz de lograr grandes cosas si crees en ti".

Motivada por las palabras de Doña Rosa, Sali decidió enfrentar sus miedos y comenzar a amarse tal como era. Empezó a cuidar su alimentación y a hacer ejercicio para sentirse fuerte y saludable.

Además, descubrió una pasión por el arte y comenzó a pintar hermosos cuadros llenos de color y alegría. Sus obras se volvieron tan famosas en el pueblo que incluso ganó un premio local.

La historia de Sali se hizo conocida en todo el lugar y muchas personas aprendieron la importancia del amor propio y la aceptación personal. Incluso su madre escuchó sobre los logros de su hija y empezó a reflexionar sobre sus acciones. Un día, su mamá fue a visitarla para pedirle perdón por todo lo ocurrido.

Sali, con nobleza en su corazón, decidió perdonarla pero también estableció límites sanos para protegerse. A partir de ese momento, Sali vivió rodeada del amor verdadero de Doña Rosa y recuperó la confianza en sí misma.

Se convirtió en una inspiración para todos aquellos que habían pasado por situaciones similares. Y así fue como Sali aprendió que no importa cómo nos vean los demás; lo importante es cómo nos vemos nosotros mismos.

Aprender a amarnos y aceptarnos tal como somos es el primer paso para alcanzar la felicidad y cumplir nuestros sueños.

FIN.

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