Flores en armonía
Había una vez un hermoso jardín en el que vivían diferentes tipos de flores y plantas. Cada una de ellas tenía personalidades únicas y especiales, pero a veces se sentían solas porque no se entendían entre sí.
Un día, una pequeña margarita llamada Margarita estaba jugando sola en un rincón del jardín cuando vio a una rosa muy triste. La margarita decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba. "Hola, Rosa.
¿Por qué estás tan triste?", preguntó Margarita con curiosidad. La rosa suspiró y respondió: "Me siento sola porque las demás flores siempre me ignoran. Dicen que soy demasiado grande y espinosa para jugar con ellas". Margarita sintió mucha empatía por la rosa y decidió ayudarla.
Comenzaron a hablar sobre sus intereses y descubrieron que tenían mucho en común. Ambas adoraban el sol, disfrutaban del agua de lluvia y les encantaba ver cómo los niños jugaban en el jardín.
Juntas, Margarita y Rosa decidieron hacer algo especial para mostrarle al resto de las flores del jardín que todos podían ser amigos sin importar su apariencia o tamaño. Organizaron una fiesta sorpresa donde invitaron a todas las flores del jardín.
Decoraron el lugar con colores brillantes y música alegre para crear un ambiente festivo. Cuando llegaron las otras flores, se sorprendieron al ver lo hermosa que era la fiesta organizada por Margarita y Rosa.
Se sintieron emocionadas por haber sido invitadas y rápidamente se unieron a la diversión. La margarita, la rosa y las demás flores comenzaron a bailar, cantar y reír juntas.
Se dieron cuenta de que no importaba si eran grandes o pequeñas, espinosas o suaves; lo importante era disfrutar de la compañía de los demás. A medida que pasaba el tiempo, las flores del jardín se volvieron más cercanas y aprendieron a valorarse mutuamente.
Comenzaron a compartir sus conocimientos sobre cómo crecer fuertes y saludables, e incluso ayudaban a cuidarse unas a otras cuando una estaba enferma o necesitaba un poco más de agua. El jardín se convirtió en un lugar lleno de alegría, amistad y aprendizaje.
Todas las flores descubrieron que al aceptarse mutuamente sin prejuicios ni juicios, podían crear un ambiente maravilloso donde todos podían ser amigos.
Y así, gracias a Margarita y Rosa, el mensaje se extendió por todo el jardín: "En este lugar mágico llamado jardín, todos podemos ser amigos sin importar cómo nos veamos". Desde aquel día, las flores del jardín vivieron felices compartiendo momentos especiales entre ellas. Y cada vez que llegaba una nueva flor al jardín, todas estaban dispuestas a darle la bienvenida con los brazos abiertos. Fin
FIN.