Flotando en el mar turquesa


Cris y Roni estaban muy emocionados por su viaje a Curazao. Desde que habían comprado los boletos de avión, no paraban de hablar sobre todas las aventuras que querían tener en la isla.

- ¡Imagínate, Roni! Vamos a ver el mar turquesa más hermoso del mundo - dijo Cris con entusiasmo. - Sí, y yo quiero hacer snorkel para ver todos los peces de colores que hay debajo del agua - respondió Roni emocionado.

Pero entonces se dieron cuenta de un problema: ninguno sabía nadar. Se sintieron desanimados y pensaron que tendrían que conformarse con solo ver el mar desde la orilla. Sin embargo, cuando llegaron a Curazao, conocieron a un viejo pescador llamado Pedro.

Él les preguntó qué planes tenían para sus vacaciones y ellos le contaron sobre su deseo de hacer snorkel pero sin saber nadar.

Pedro sonrió y les dijo:- No se preocupen chicos, yo puedo enseñarles a flotar en el agua y así podrán disfrutar del mar como nunca lo han hecho antes. Cris y Roni se miraron entre sí, incrédulos pero esperanzados al mismo tiempo. Decidieron seguir los consejos de Pedro y empezaron con las clases de natación.

Los primeros días fueron difíciles porque no estaban acostumbrados al agua salada ni al movimiento constante del mar. Pero poco a poco fueron mejorando gracias al apoyo incondicional del viejo pescador.

Un día Pedro les propuso ir juntos a una playa cercana donde había muchos corales coloridos y una gran variedad de peces. Cris y Roni estaban nerviosos pero emocionados al mismo tiempo.

- Recuerden lo que les enseñé: relajen su cuerpo, respiren profundo y floten - les recordó Pedro antes de entrar al agua. Al principio fue difícil, pero poco a poco comenzaron a sentirse más cómodos en el agua. Flotar se volvió más fácil y empezaron a moverse con mayor confianza.

De repente, vieron un pez amarillo brillante nadando cerca de ellos. - ¡Mira! ¡Es un pez payaso como Nemo! - exclamó Roni emocionado.

Cris sonrió y juntos siguieron explorando el maravilloso mundo submarino que habían descubierto gracias a la valentía de Pedro y su perseverancia para aprender a nadar. A partir de ese día, Cris y Roni visitaron muchas playas diferentes en Curazao y siempre llevaron consigo una máscara para hacer snorkel.

Aprendieron a disfrutar del mar como nunca antes lo habían hecho, sintiendo la libertad de flotar junto con los peces multicolores bajo las olas cristalinas del Caribe.

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