Fran, el barrilete solidario


Había una vez, en un pequeño pueblo al sur de la ciudad, un feliz barrilete llamado Fran. Fran era un barrilete muy especial: siempre estaba lleno de alegría, valentía y simpatía.

Su misión en la vida era hacer sonreír a las personas que estaban tristes, especialmente en los días lluviosos, cuando el cielo se ponía gris y el ánimo de todos parecía estar por los suelos.

Fran se dedicaba a alegrar a las personas que pasaban cerca de él con sus colores brillantes y su actitud positiva. Un día, mientras volaba por los techos del pueblo, Fran vio a una niña triste sentada en un banco del parque.

Se acercó suavemente y le dijo:- ¡Hola! ¿Por qué estás tan triste hoy? La niña levantó la mirada sorprendida al ver al barrilete parlante frente a ella. - Estoy triste porque perdí mi juguete favorito -respondió la niña con voz temblorosa.

Fran no dudó ni un segundo y decidió ayudar a la niña a encontrar su juguete perdido. Voló por todo el parque buscando entre los arbustos y detrás de los bancos hasta que finalmente encontraron el juguete escondido bajo una hoja.

- ¡Lo encontramos! -exclamó emocionada la niña mientras abrazaba a Fran con cariño. Desde ese día, Fran se convirtió en el héroe del pueblo. Siempre estaba dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban y su actitud positiva contagiaba alegría por donde quiera que pasara.

Un día lluvioso, mientras volaba sobre las calles empedradas del pueblo, vio a sus compañeros barrenderos desanimados por tener que trabajar bajo la lluvia. - ¡No se preocupen amigos! -les gritó desde arriba-.

¡Hagamos de este día lluvioso uno lleno de diversión! Con su entusiasmo contagioso, Fran logró transformar aquel día gris en uno lleno de risas y camaradería.

Los barrenderos bailaron bajo la lluvia, cantaron juntos canciones populares y terminaron el día con una sonrisa en el rostro gracias al espíritu inquebrantable de Fran.

Y así fue como el pequeño barrilete llamado Fran enseñó al pueblo entero que no importa cuán difícil sea el día o cuántas nubes grises haya en el cielo; siempre hay espacio para la alegría, la amistad y la solidaridad si tenemos el coraje de ser felices como él lo era cada día.

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